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139 – Anatomía del Caballo de Carlo Ruini

por: Gonzalo García & Catalina García

Los científicos del Renacimiento se inspiraron en obras artísticas como el libro de Anatomía del Caballo de Carlo Ruini o el caballo de la Villa Mattei. Posteriormente, fue el conocimiento científico el que inspiró a los artistas. Dos mundos que se interrelacionan: uno impulsado por las intenciones prácticas, es decir, el de producir y crear mejores caballos; y el otro, el de representar a un animal que fuera lo más perfecto posible.

(Al final del texto encontrarás un enlace para descargar el libro)

El final del siglo XVIII fue un período particularmente rico en esta materia. Sirvió de base para que los artistas del siglo XIX pudieran realizar los numerosos tratados de anatomía del caballo que llegan hasta nuestros días.

Anatomía: arte y ciencia

Los antiguos maestros no esperaron a ser expertos en anatomía equina para dar forma las grandes obras del pasado. No sabían nada sobre los detalles de la anatomía del caballo y sin embargo, produjeron obras maestras con las imágenes de estos animales.

Los que se encargaban del cuidado de los caballos no se dedicaban al estudio de sus órganos. Y los antiguos tratados sobre hipiatría que nos han llegado apenas se refieren a la estructura interna de estos animales.

La colección de escrituras de los veterinarios del Imperio Romano de Oriente producida durante los primeros cinco siglos de nuestra era, fueron reunidos en el siglo X para formar una suma conocida como “Hippiatrica”. En estos textos se encuentra muy poca información sobre la estructura interna de los caballos.

Como la forma de pensar el cuerpo se basaba en una fisiología muy diferente a la nuestra, la anatomía interna del caballo no era conocida por quienes la tenían que tratar. Este limitado conocimiento de la anatomía interna perduró a lo largo de toda la Edad Media e incluso hasta finales del siglo XVI. No fue hasta el Renacimiento cuando aparecieron los primeros estudios sobre la anatomía de los animales y junto con ello una interacción entre arte y ciencia que todavía hoy es poco conocida. Desarrollar el conocimiento científico tal vez hubiera llevado varias décadas más si los artistas no hubiesen abordado el problema de la anatomía.

El Enigma del Caballo

El primer tratado sobre la anatomía del caballo que se conoce se atribuye a Carlo Ruini, un jurista y senador boloñés que murió poco antes de la publicación del libro. El texto contiene una descripción anatómica del caballo, precisa e innovadora para la época. Está maravillosamente ilustrado con 64 xilografías que representan disecciones completas del caballo. Toda la obra en general, recuerda a “Humani Corporis Fabrica” de Andreas Vesalius, tratado que revolucionó la anatomía humana unas décadas antes. Se destacan especialmente, las últimas tres ilustraciones que representan vistas de un mismo caballo desollado al trote.

Pero… ¿Cómo pudo un hombre dedicado a las leyes hacer un trabajo tan exhaustivo y exacto de la descripción anatómica de un caballo? ¿Cómo pudo realizar estas magníficas ilustraciones?

Surgió entonces entre los investigadores la hipótesis de que las ilustraciones eran copias de dibujos realizados por Leonardo Da Vinci. Si bien no hay ninguna obra de Leonardo sobre esta materia, sí se sabe que se había abocado a la tarea de realizar un monumento ecuestre del Duque Ludovico Sforza. Para esto, la comprensión de la anatomía del caballo habría sido un requisito previo indispensable.

Consta en documentos que Leonardo manifestó la intención de realizar estudios de la anatomía del caballo e incluso describe cómo los realizaría. Quienes conozcan los trabajos de Da Vinci sobre anatomía humana, ya podrán imaginarse el impactante resultado de sus estudios sobre los equinos. Lamentablemente, una escultura que realizó en cera para este motivo y un libro con dibujos y apuntes se perdieron o desaparecieron en el tiempo.

¿Habrá tenido Carlo Ruini en su posesión los dibujos de Leonardo para copiarlos? ¿O es que tuvo acceso a la estatua de cera hoy perdida? Desafortunadamente estas son sólo hipótesis y no hay ninguna prueba que pueda demostrarlo. Es una duda que permanecerá en el tiempo…

Otra posibilidad es que las tres últimas placas del libro que muestran la rotación de un caballo desollado, correspondan a una descripción bastante exacta de una estatua conocida como el caballo de la Villa Mattei.

La obra, hoy perdida, permanece en copias de la escultura original. La más famosa se encuentra en la Universidad de Hamburgo. Es un caballo de bronce de unos 90 cm. de altura.

La incógnita del autor de la estatua, dio lugar a varias teorías. Aunque generalmente se atribuye la autoría a Giambologna, no se puede evitar imaginar un vínculo con la figura perdida del caballo de Leonardo Da Vinci.

Lo que sí no da lugar a dudas es que el caballo representado en la obra de Carlo Ruini tiene un increíble parecido con el caballo de Villa Mattei.

El artista que diseñó las figuras para “Anatomía del Caballo” pudo haber sido del mismo taller de Tiziano. Al igual que en la obra de Vesalius, muestra atención al detalle, al realismo y al dinamismo de las figuras.

Puedes descargar el libro desde el siguiente enlace:

“Anatomia del cavallo, infermità, et svoi rimedii” – Carlo Ruini.pdf

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