¿Por quién levantas tu espada? Parte 1
Autor: Néstor Pagura
Ilustración: Hernán Pagura
Publicado originalmente en el blog de La orden del lobo
La fila era muy extensa, cientos de personas intentaban pasar por el gran portal de las murallas del Castillo del Bravío para el festival de Lord BardonThornes, decenas de caballeros, comerciantes y viajeros, cada uno con sus ayudantes, equipo, mercaderías, animales, carros y mas, además de ellos, ladrones, prostitutas, mendigos, curiosos, perdidos, asesinos, forajidos, caballeros errantes, y más.
La ciudad estaba a rebosar de gente y en la fila de ingreso se encontraba Quintus junto Compañero su fiel corcel, Nail y Lina, unos hermanos mellizos que el tuerto había conocido dos días atrás en el camino y con quienes compartió el trayecto de su viaje hasta este punto.
¿Deben revisar cada maldito carro? dijo Nail con indignación.
– Lord Bardon no quiere contrabando en el festival, hermano– contestó Lina mientras acomodaba sus pertenencias en las alforjas de su mula, Quintus que se encontraba junto a ella haciendo lo mismo en las alforjas de Compañero dijo – Lord Bardon es conocido por regir estas tierras con mano de hierro, es normal la presencia de soldados y guardias–
– El corcel putrefacto no permite el libre galope de las demás bestias– dijo Nail volviendo a la fila con una sonrisa, el muchacho, al igual que su hermana, tenía una poblada cabellera roja, ojos azules y el rostro manchado de pecas.
– Pueden matarte por hablar de ese modo– dijo el tuerto con seriedad.
– Todo el mundo sabe de la maldición del Lord – comentó Lina – Dicen que una criada lo vio sin su máscara y guantes, Lord Thornes tenía la carne pálida, como un muerto, parte de su piel se desprendía, sus uñas eran gruesas y amarillas, los dedos estaban hinchados y su rostro tenía una mueca que enseñaba los dientes verdes más horribles que la mujer había visto. Inmediatamente el Lord la mató, por haberlo visto– dijo Lina, mientras hacía muecas de asco en cada palabra.
¿Entonces quien contó la historia? preguntó Quintus que estaba seguro de que la descripción era una exageración.
Lina se encogió de hombros ante la pregunta.
–Lord Bardon fue el más grande General del Gran Reino, nunca fue derrotado en batalla, y ante la muerte del antiguo Rey no se decantó por ningún bando en la guerra de los hermanos. El mismo Lord tiene sangre real, sus tierras se mantuvieron ajenas al conflicto y hoy es uno más de los tantos reinos pero él no se considera Rey, dice ser un Lord a la espera del Gran Reino, no deberían burlarse de un hombre así– dijo Quintus
– No nos malinterprete Sir, no nos burlamos, pero mi hermana y yo no somos Caballeros de renombre como tú, crecimos solo teniéndonos el uno al otro y hasta convertirme en caballero la vida fue muy dura, discúlpenos si no tenemos la adecuada instrucción, sepa que nosotros hemos tenido que pelear por comida– dijo Nail, mientras de sus alforjas sacaba una botella con vino.
– Yo también he tenido que pelear por comida, pero respeto a este hombre– dijo Quintus.
Los hermanos le caían bien al tuerto, consideraba que su insolencia era propia de su edad. Los había encontrado en el camino hacía dos noches, habían acampado juntos y fueron ellos quienes le hablaron del festival, Quintus conocía bien el renombre de Lord Bardon y había luchado bajo su mando en más de una ocasión.
El castillo del Bravío se encontraba en una planicie natural en el filo de un acantilado, la pradera de altura antiguamente era una zona donde habitaban caballos salvajes, El Bravío había sido un semental que nadie pudo domar, pero lo siguieron hasta verlo con una yegua, el potrillo producto de ese encuentro fue el primero de una línea de sangre de caballos de la mejor estirpe. La familia Thornes desde esos tiempos tuvo los mejores ejemplares para ellos y para los Reyes antiguos, el Bravío les consiguió el titulo de Señores de estas tierras, por lo que el animal se encuentra en su escudo, un caballo negro de crines y ojos rojos sobre un fondo amarillo, y su lema hacia honor a el semental, “Furia y valor”. La profundidad del lecho marino que bordeaba la ciudad, la hacían un puerto natural y la familia Thornes la había convertido en un puerto militar y comercial con astilleros y con muchas dársenas para que las naves atraquen.
Luego de unas horas atravesaron el gran portal de la ciudad, un arco de roca con el escudo de los Thornes en el centro superior, los guardias de la ciudad estaban presentes en cada rincón donde Quintus posaba su vista, la ciudad era muy grande, muchas casas se organizaban dejando una gran calle principal que iba de la puerta de la ciudad a la fortaleza, Nail y Lina guiaron al tuerto a una posada que conocían, al llegar dejaron los caballos con los pajes del establo, y entraron a “La Crin escarlata”.
– Bienvenidos viajeros– dijo una mujer, el salón de la posada estaba completamente lleno, el ambiente era muy bueno, y grupos de personas reían y comían en todas las mesas.
– Hola Magy, veo que el festival es un éxito– dijo Nial y sonrió a la mujer, Lina avanzó y abrazo a la mujer, – Niña, me alegra verte– exclamó Magy mientras abrazaba a la muchacha.
– Magy, él es Sir Quintus de la Orden del Lobo, un buen amigo nuestro, ¿tienes una cama para él? dijo Nail mientras palmeaba la espalda del tuerto.
– Seguro muchacho, pero no será gratis–
– Puedo pagar, pero me interesa más el trato a mi caballo, dijo Quintus.
Magy lo inspeccionó con la mirada, y dijo – me agrada su amigo, parece que pone al caballo por delante– La dueña de la posada era una mujer mayor, su pelo era castaño entrecano y sus ojos eran marrones pero con un brillo que el tuerto encontró atractivo. Un enorme gato gris, con las orejas en punta apareció y se frotó contra la pierna de Quintus mientras ronroneaba.
– Parece que Bael ya te acepto Quintus– dijo Lina y levantó al gato para acariciarlo, el animal parecía pesado pero la muchacha era fuerte.
Los hermanos parecían felices de estar en La Crin escarlata, según le habían contado en el camino, siempre que llegaban a la ciudad Magy les daba cobijo.
Luego de acomodar sus pertenencias, Quintus salió a recorrer la ciudad, la calle principal estaba repleta de gente, había que caminar con cuidado ya que la gente que montaba no se detenía ante nada, las patrullas de soldados recorrían e inspeccionaban cada calle y esquina, el bullicio era constante, y el ambiente estaba plagado de los olores propios de tanta gente reunida.
En dirección al mar, el castillo del Bravío se alzaba contemplando la ciudad desde lo más alto, estaba construido de roca con techos de madera, las banderas con los colores de la casa Thornes estaban en cada torre, en cada portal y en cada puesto de vigilancia. Por encima de todos los demás, la fragancia del mar se respiraba en las calles, una suave brisa soplaba constantemente desde el océano y Quintus podía hasta saborear la sal en el aire. En el cielo, cientos de aves se movían, la majestuosidad de la ciudad se encontraba salpicada por los desechos de las aves marinas, distintas especies de albatros, gaviotas y otras que el caballero no conocía, poblaban a sus anchas las alturas de la ciudad costera.
El festival de Lord Bardon Thornes, reunía mucha gente, y el evento principal era una batalla en la plaza de los potrillos, varios contendientes se enfrentaban hasta quedar uno solo en pie, este campeón se enfrentaría a muerte con Lord Bardon a los ojos de toda la ciudad, este era el quinto año sucesivo en que se organizaba, ninguno de los contendientes había logrado abatir al Señor de la ciudad, motivo por el cual inscribirse parecía una sentencia de muerte segura, año tras año la competencia tenía menos concurrencia y el festival tenía cada vez más, ver en acción a tan temible guerrero hacía que las personas recorrieran distancias enormes, y además Lord Bardon siempre daba un espectáculo memorable, según Nail le había contado, el año pasado El corcel putrefacto, había cortado ambos brazos del campeón antes de decapitarlo mientras las gradas de la plaza estallaba con los gritos del público fascinado.
“El muchacho parece confiado” pensó Quintus, sabía que Nail, venía a competir, y presumía sus habilidades diciendo que nunca había visto un luchador mejor que él mismo. El tuerto llegó a la feria en la plaza principal de la ciudad y comenzó a recorrer los distintos puestos, al ser un puerto comercial, había artículos de todas partes, siempre que podía, el tuerto compraba alguna especia nueva, probaba alguna fruta o bebida desconocida. Un puesto le llamó particularmente la atención, un hombre de baja estatura, trabajaba el metal y exponía unas espadas muy peculiares.
–Hola herrero– dijo Quintus acercándose al puesto del extraño hombre.
– Saludos caballero– contestó el hombre, tenía unos rasgos que evidenciaban que era un extranjero en esas tierras. – Mi nombre es Kenji, ¿está interesado en alguno de mis artículos?
Quintus observó los cuchillos, todos eran muy delicados y de mangos muy finos, pero las espadas que estaban expuestas despertaban su curiosidad. ¿Qué tipo de espadas son esas? preguntó el caballero.
Kenji sonrió y tomó una de las espadas y se la entregó al caballero mientras comentaba – estas espadas son armas de mi tierra, como verá es muy diferente a las que ustedes suelen utilizar aquí–
Quintus observó el arma y noto principalmente que la espada solo tenía filo de un lado, además su hoja estaba ligeramente arqueada hacia arriba, el arma parecía estar diseñada para el corte y no tanto para la estocada, era liviana y el caballero la tomó como acostumbraba y lanzó unos tajos al aire.
El herrero sonrió y le pidió el arma – Esta es la forma correcta caballero– El herrero tomó la espada y la sujetó con ambas manos, se paró firme de frente a un enemigo imaginario y parecía pensar antes de mover cada músculo, repentinamente alzó la espada sobre su cabeza y la bajó en un tajo vertical que hubiera partido a una persona en dos, con la misma velocidad estaba nuevamente en guardia y esta vez lanzó dos tajos horizontales a toda velocidad para terminar con la posición inicial en perfecta calma.
– Increíble, jamás habría visto venir esos ataques– dijo Quintus mientras sonreía fascinado.
Kenji sonrió y dejó la espada sobre la mesa para que el caballero pudiera inspeccionarla nuevamente.
– En mi tierra, la herrería es un arte además de ser una profesión, durante el proceso de endurecimiento del acero, la hoja es cubierta con una capa de arcilla, siendo de menor espesor en el filo.– A medida que explicaba, Kenji recorría la espada con sus manos y señalaba cada parte que mencionaba. – Esta técnica tiene como resultado un filo más duro que el lomo de la espada, y esa diferencia de temperaturas produce la curva que caracteriza el arma.
– Creo que esta arma sería letal, pero tendría problemas contra una armadura pesada– Dijo el caballero
– En mi tierra no vestimos de metal como lo hacen aquí, preferimos la movilidad y la destreza antes que la fuerza– dijo el extranjero.
– Creo que no es para mí, en batalla no siempre es posible detenerme a pensar mis movimientos, a veces solo siento que me dejo llevar– dijo el caballero mientras dejaba el arma en la mesa.
– La calma es necesaria para tomar la mejor decisión, cuando la calma se vuelve tu estado natural tus movimientos se vuelven precisos, la gente de mi tierra dedica su vida al dominio de estas artes– dijo el herrero.
El extranjero, acercó varios cuchillos para que Quintus los observara.
¿Y qué hay de esa espada?, parece un trabajo muy fino– Dijo el caballero señalando el arma que estaba en el lugar central de la exposición.
– Esta es Akai nageki – dijo Kenji, y la sacó de la vaina mientras la coloco delicadamente en la mesa. La espada tenía extrañas inscripciones en el acero y su empuñadura estaba decorada con maderas muy brillantes de distintos colores. – Significa “Lamento rojo”, esta espada perteneció a un antepasado de mi familia que también era un herrero, su mujer fue asesinada y juró venganza, forjó esta espada mezclando su propia sangre con el metal fundido, y la hoja ha pasado de generación en generación acompañada del arte de la herrería y el combate con espada, cada uno de sus portadores fue un maestro herrero y cada uno de ellos ha impregnado la hoja con su sangre, de igual forma lo hice yo, Akai nageki lleva la sangre de mi familia en su alma y es por lo tanto la pertenencia más importante que tengo– Delicadamente el herrero volvió a envainar la espada y la colocó en su lugar.
En ese momento llegó Nail, traía una bota de vino en la mano, y una sonrisa en el rostro.
– Quintus, necesito tu ayuda amigo– dijo el joven caballero mientras le pasaba la bota.
– ¿Qué sucede? dijo el tuerto mientras bebía.
– Fui con el Mayordomo de los Thornes para inscribirme en la competencia, y el idiota exige que un Caballero dé su aval de que yo también los soy, es la historia de siempre, no quieren permitir que alguien que no nació en un castillo les dé una patada en el culo, ya van a ver, no tendrán oportunidad cuando empiece el combate– dijo Nail con frustración y enfado.
Quintus lo comprendía, en más de una ocasión su origen humilde le había quitado posibilidades.
– Bueno, tener espada y escudo no te convierte en caballero, pero tú me dijiste que Sir Arlistan del Camino Alto te nombró caballero– dijo Quintus intentando calmarlo.
– Así es, y en la sala estaba su maldito primo pero se negó a darme el aval– dijo Nail y dio un largo trago de vino.
– Vamos Nail, yo daré el aval… Es lo que deseas pero no estoy de acuerdo en que compitas, solo una persona resultara viva de ese torneo– dijo el tuerto con amargura.
– Esta es la oportunidad de demostrar que somos mejores que ellos, mi hermana y yo hemos luchado toda la vida, siempre tenemos que estar probando lo que valemos, estamos hartos, les daremos la sorpresa de sus vidas cuando demostremos que una persona común es mejor que su más famoso General– Nail estaba notablemente enojado.
Ambos caballeros se dirigieron a donde se encontraba el Mayordomo de los Thornes, y Quintus dio su aval para que Nail pudiera participar aunque en el salón todos estaban notablemente disconformes.
Mientras caía la tarde, volvían a la “Crin Escarlata” recorriendo las calles de la ciudad, había mucha gente para ver el combate que se realizaría al siguiente mediodía, y dos días después el combate final contra Lord Bardon Thornes.
Cuando llegaron a la posada, el ambiente era cálido, Lina estaba en una mesa jugando a los dados con tres hombres, la muchacha gritaba y festejaba, los hombres no parecían tan felices. Desde la cocina se acercaba Magy, con pan recién hecho y una jarra de cerveza.
Quintus se sentó con Nail a beber.
– ¿No crees que tu hermana tendrá problemas? parece que les está ganando– dijo Quintus.
– No te preocupes, sabe defenderse sola– dijo Nail y partió un trozo de pan para dárselo al tuerto.
– ¿Qué le parece la ciudad Sir? – preguntó Magy a Quintus mientras ponía su mano sobre su hombro.
– Es muy hermosa…. quiero decir la ciudad es… grande– El caballero había sido sorprendido por el contacto.
– Me alegro que te guste, puedes venir cuando quieras– dijo Magy sonriendo.
Repentinamente Bael apareció y se subió a las piernas del caballero, Magy ocultó una risa y Nail le dio un largo trago a la cerveza. Mientras la mujer regresaba a la cocina, Quintus observó como Lina desde la otra punta del salón le sonreía y hacía gestos.
– Te diré algo Quintus, ese gato no quiere a nadie, al igual que Magy– Nail sonreía y se inclinó hacia adelante en la mesa. – Pero ambos están muuuuuuy interesados en ti ja ja ja–
El caballero se sintió avergonzado y contento a la vez, tomó la jarra de cerveza y llenó su vaso mientras reía a carcajadas.
Después de un rato, comieron un estofado con carne, y continuaron bebiendo, en cada ocasión que Magy pasaba cerca aprovechaba la oportunidad para hacerle algún comentario a Quintus, en más de una ocasión dejando al caballero sonrojado y a Nail riendo.
Bael estuvo siempre en la mesa y el tuerto ya se había encariñado con el animal.
– Siempre digo lo mismo, fundaré mi propia Orden, voy a albergar a todos los rechazados, a los guerreros sin nombre de familia importante, y lucharemos sin adornos ni lemas, seremos los caballeros oxidados y abollados, ¡La Orden del Óxido! – Exclamó Nail y brindo por el dicho.
– Una Orden no solo es un grupo de guerreros con un lema, significa mucho más, hay un ideal que seguir, un propósito, yo sé que muchos caballeros venden su espada por una buena vida en un castillo, pero ellos han olvidado su juramento, La Orden del Lobo indica defender al indefenso, luchar a favor del pueblo y no por el beneficio de un señor, sabemos vivir en el camino, poseer solo lo necesario y si hay que luchar, saber bien en qué bando encontrarse– Dijo Quintus. – Roble, cuero y acero. Protejan mi cuerpo y den a mi brazo la fuerza del hierro siempre que se levante para defender al pueblo– Recitó el caballero y brindó por la memoria de sus compañeros caídos.
Entrada la noche, el salón de la posada se fue vaciando y solo estaban los que pasarían la noche ahí. Nail se había retirado a dormir, Lina había ganado bastante dinero y también tuvo que romperle la nariz a un hombre que se negó a pagarle. Quintus pasó horas en la cocina junto con Magy, bebiendo y riendo para finalmente pasar la noche juntos. La mujer era muy hermosa y tenía más o menos la misma edad que el tuerto.
Con la salida del sol Nail y Lina se fueron hacia la plaza de los potrillos para prepararse, Quintus le deseó suerte al joven que se encontraba muy confiado y sonriente como siempre.
Más tarde, el caballero y Magy se encontraban ya en la plaza observando el espectáculo, Magy conocía a casi todo el mundo y le iba lanzando comentarios al tuerto a medida que pasaba gente por la plaza.
El sitio de la competencia era una amplia plaza libre con gradas en todo su alrededor y un palco en lado que daba hacia el mar en donde se encontraba Lord Bardon Thornes y toda su corte, las banderas con los colores de la familia estaban en todas partes al igual que los guardias y en las gradas ya no cabía una sola persona más. Durante la mañana fueron expuestos los potrillos recién nacidos de la casa Thornes, los animales eran magníficos, fuertes, elegantes, con el pelo brillante y cintas que adornaban las crines con los colores negro, rojo y amarillo. Después de eso un grupo de bufones interpreto una parodia de la guerra de los hermanos y también la leyenda del Ogro Negro. Finalmente llegó el momento de la ansiada competencia, los contendientes ingresaron a la arena escoltados por el sonido de trompetas y tambores, esta vez eran ocho. Hoy se enfrentarían hasta que quede solo uno en pie y dos días después el campeón se mediría con Lord Bardon.
Cada participante fue presentado a la audiencia por un bufón.
– Sir Evan de la Puerta, Capitán de la guardia de la ciudad– exclamó, mientras Sir Evan, que tenía una lanza y un escudo cuadrado grande, apoyaba la rodilla derecha en suelo y saluda hacia el palco.
– Lo encontraron cobrando para dejar pasar a las prostitutas, Lord Bardon iba a ejecutarlo pero le permitió participar en lugar de eso– dijo Magy al oído de Quintus.
– Sir William del escudo pesado– anunció el presentador y se acercó al caballero que portaba un escudo en forma de lágrima y una espada.
Luego se acercó a un guerrero muy alto que sujetaba una maza en una mano y un hacha en la otra y dijo – ¡Godrick Stout, proveniente de las tierras más allá del Lago Helado!
– No acostumbran a nombrar caballeros en las tierras frías, por eso puede participar sin tener el título, igualmente es de familia noble, aunque se dice que su sangre está cruzada con salvajes– dijo Magy, Quintus sonrió ante el comentario.
Luego el bufón se acercó a Nail, el joven portaba una armadura sencilla, con abolladuras y óxido además de algunos viejos agujeros producto de algún arma.
– ¡Sir Nail del Camino Alto! – exclamó, y Nail permaneció firme en su lugar, sin realizar reverencia alguna.
El presentador continuó enumerando a los contendientes y después de Nail nombró a Sir Robert Tamber, que llevaba armadura sencilla, espada y escudo, Sir Lucas del Prado Verde, que portaba lanza y una armadura pesada, Sir Otto del Estrecho Sur, el cual sujetaba una espada con cada mano y vestía una armadura liviana, y por último a Sir Lann, Caballero de la Fe, enviado en representación de la iglesia, el cual llevaba armadura liviana, espada y escudo.
El combate dio inicio con el sonido de un cuerno, los contendientes se pusieron en guardia, y poco a poco fueron eligiendo rival, Sir William encaró a Godrick Stout, el gigante sonreía mientras arrojaba ataques con el hacha y la maza, en sus manos las armas parecían livianas pero Quintus sabía que cuando acierte un golpe destruiría armadura y huesos de su rival. Sir Robert y el caballero de la Fe cruzaban golpes de espada y escudo, ese era el combate más parejo de todos, por otro lado Sir Otto parecía bailar lanzando golpes contra Sir Lucas del Prado Verde, pero los ataques no hacían daño a la pesada armadura y escudo, sin embargo los ataques de Lucas con la lanza eran lentos y previsibles.
Nail, estaba enfrentado a Sir Evan de La Puerta, el antiguo capitán de la guardia atacaba con la lanza y se refugiaba detrás del gran escudo cuadrado, Nail se movía con agilidad felina, no atacaba, pero esquivaba y giraba buscando una debilidad en la postura de su rival. El público no paraba de gritar de emoción, el sonido de las espadas chocando y los movimientos de los guerreros en la arena eran un espectáculo para el pueblo.
Finalmente Godrick Stout dio de lleno con la maza en la cabeza Sir William, el caballero cayó desplomado y en el suelo recibió el peso del hacha del norteño. La primera sangre encendió los ánimos del público y la brutal muerte de Sir William del escudo pesado fue muy festejada. Con un ágil movimiento, Nail burló la lanza de Sir Evan y clavó su espada en la abertura del yelmo que permitía la vista, y al retirarla el capitán de la guardia cayó al suelo sin vida. “Que increíble movimiento, realmente es muy bueno” peso Quintus que observaba con asombro a su amigo.
Godrick enfrentó a Nail, el guerrero norteño parecía más alto cerca del caballero oxidado. Utilizó la misma fiereza que la había resultado contra Sir William, pero el joven caballero esquivaba mejor y además parecía que golpeaba con el escudo las armas de Godrick para desviarlas sin recibir la fuerza de sus ataques. El caballero giraba, eludía y desviaba al gigante, pero no lanzaba ataques, Nail parecía moverse sin esfuerzo y ningún movimiento parecía en vano. De repente, ante un ataque de Godrick, Nail cambio la postura rápidamente, recibió el hacha con el escudo y movió su espada al encuentro de la maza, con el grito de euforia de todo el público de fondo, el brazo de Godrick Stout se desprendió de su cuerpo. Aún así, el gigante permanecía de pie con el hacha en su mano restante lanzando ataques, Nail se movía para quedar siempre del lado del brazo amputado pero no parecía desesperarse para dar el golpe mortal. Por otro lado, Sir Otto continuaba golpeando sin cesar y sin daño a Sir Lucas que apenas podía defenderse con el peso de su armadura. Aunque Quintus no pudo ver cómo pasó, Sir Robert y el caballero de la Fe se encontraban desplomados cada uno con la espada del otro clavada en el vientre. Finalmente Nail atacó a Godrick, evitando el hacha se posicionó detrás del gigante y cortó en sus piernas, el norteño cayó de rodillas y Sir Nail hundió su espada hasta la empuñadura entre el cuello y la clavícula del guerrero, Godrick Stout quedó de rodillas y sin vida en la plaza de los potrillos.
Nail se acercó al combate que parecía estar trabado entre Sir Otto y Sir Lucas, al verlo llegar, Sir Otto se perfiló para atacarlo, parecía frustrado por golpear sin efecto a Lucas tantas veces. Sin mediar palabra, los dos caballeros estaban en una tregua para enfrentar a Nail, que una vez más giraba, eludía y evitaba a sus contendientes mientras buscaba la brecha para atacar. Sorprendentemente Sir Lucas aprovechó la situación para clavar la lanza en la espalda de Sir Otto, terminando con la fugaz tregua y con la vida del caballero. Esta vez Nail no perdió tiempo, parecía que la forma de acabar con Sir Lucas ya la tenía premeditada, embistió con velocidad al caballero y le dio una patada en el pecho cargando todo su peso, Sir Lucas cayó de espaldas al piso y quedó indefenso, sin dudarlo, Nail clavo su espada entre las placas de la armadura terminando con la vida del caballero y con el torneo.
La multitud estaba eufórica, Nail enfundó su espada y se dirigió abriendo los brazos y motivando al público hacia el palco de Lord Bardon, ante toda la ciudad se quitó lentamente el yelmo y la gente quedó enmudecida cuando el rostro plagado de pecas y ojos azules fue revelado, una larga trenza roja caía sobre la espalda del caballero. Lina levantaba la vista con orgullo frente al palco de Lord Bardon Thornes. La muchacha había demostrado una gran habilidad y derrotó a todos los rivales con contundente superioridad.
– ¡Así es, el campeón es una mujer!– gritó Lina. – ¿Podrá el Lord Bardon derrotarme? dijo desafiante y la gente en las gradas estaba sorprendida por el atrevimiento y por el hecho de que tan formidable guerrero resultara ser una mujer.
Quintus y Magy estaban sorprendidos, Lina había dado una gran muestra de habilidad, pero en el palco no estaban conformes con la situación, Lord Bardon hizo una seña y cuando su mayordomo se acercó, le dijo unas palabras y el hombre salió apresurado dando órdenes, unos veinte guardias con escudos y lanzas entraron a la arena para rodear a Lina que permanecía quieta observando con orgullo al palco.
–No parece una actitud muy valiente mi Lord, con usted me quiero enfrentar, no con sus perros– Lina estaba orgullosa y furiosa.
La multitud estaba enardecida y Quintus notó que había guardias entrando a las gradas, comenzaron a golpear a las personas que no le permitían el paso, Lina estaba peleando contra los guardias que la rodeaban pero el tuerto no pudo ver bien ya que en la gradas había peleas y en la confusión Quintus observó al mayordomo de Lord Thornes entre los guardias, señalando hacia él directamente, el caballero se abrió paso alejándose de Magy y cuando estaba por llegar al extremo de la grada derribó un guardia de un puñetazo en la cara y luego recibió un golpe en la cabeza que lo hizo caer, entre gritos y el sonido de espadas chocando el tuerto perdió el conocimiento.
Cuando Quintus despertó, se encontraba encadenado a la pared en una celda, le dolía la cabeza por el golpe, había oscurecido y la única compañía que tenía era Bael, el gato se encontraba sentado en la ventana y lo observaba fijamente. Intentó recordar lo que había sucedido, y se preguntó por sus amigos.
Por la mañana, un par de guardias vinieron por él, le colocaron grilletes en las manos y lo escoltaron, Quintus se dio cuenta que se encontraba en el castillo, recorrió largos pasillos y escaleras, la fortaleza tenía muchos tapices en las paredes, con representaciones de caballos, reyes, batallas y paisajes. Al llegar al salón del trono, mucha gente estaba presente, Lord Bardon estaba sentado con su Mayordomo de pie detrás de él.
Lord Thornes estaba vestido con algunas piezas de armadura, tenía guantes de cuero y llevaba puesta una máscara metálica que ocultaba su rostro y también su famosa enfermedad.
– Sir Quintus de la Orden del Lobo– anunció el mayordomo.
El tuerto sintió que su nombre sonaba como un reproche. Una vez frente al trono y presentado su respeto, el caballero quedaba aún estando de pie, por debajo de Lord Bardon.
– Sir Quintus, ¿Que lo llevó a faltarle el respeto a esta ciudad y a su señor? consultó el mayordomo.
– Yo no le falte el respeto, fui golpeado y encarcelado sin razón– Contestó el caballero.
– Usted dio el aval para que una mujer compita– acusó el hombre.
– Mi aval fue para que Sir Nail compita, yo no sabía qué Lina sería la que entraría en batalla.
– Entonces reconoce su participación en el delito– Sentenció el hombre de Lord Thornes
– Soy inocente, yo no sabía lo que iba a pasar– dijo el Caballero
– Ser ignorante no lo hace inocente Sir– dijo el Mayordomo – Es culpable, y debe agradecer su sentencia ya que tendrá la oportunidad de morir con honor, al mediodía del viernes usted será el campeón que enfrentará a Lord Bardon Thornes en la plaza de los potrillos.
Quintus estaba sorprendido, no esperaba nada de lo que estaba sucediendo, él no quiso anotarse en el torneo y Lina había superado ampliamente a todos sus rivales.
– ¿Pero y Lina? preguntó el caballero.
– Es mujer– contesto el Mayordomo como si el sexo de Lina fuese una vergüenza.
– Pero ella fue quien venció, creo que nunca vi a nadie tan hábil – Quintus estaba confundido y sorprendido.
– La mujer es hábil, pero es mujer. Lord Bardon Thornes se enfrentará con un caballero campeón, una batalla con honor y digna de él.
– ¿Y por qué debo ser yo? Nail era el caballero que se inscribió en el torneo– dijo Quintus.
– El muchacho fue sentenciado y ejecutado, ahora cuelga de una soga atada a su cuello en la puerta de la ciudad.
El tuerto sintió dolor por Nail, no lo conocía hace mucho pero el muchacho le había caído muy bien.
– No es justo– dijo Quintus
– ¿Justo? Dijo Lord Bardon, era la primera vez que hablaba. – La vida no es justa Sir, yo lo sé mejor que nadie, pero las leyes están escritas para respetarlas, y en mis tierras serán respetadas. El muchacho cometió un crimen, y la sentencia para sus actos fue ejecutada, lo mismo sucederá con usted, solo por el hecho de haber sido engañado tendrá la oportunidad de enfrentarme y mostrar su valor. En cuanto a la mujer, está encerrada y será arrojada al mar como acto de cierre del festival. Debería estar agradecido, tiene una oportunidad, si vence obtendrá oro y fama, su estandarte formará parte de este salón y podrá marcharse en libertad.
Quintus se tomó un momento para pensar lo que estaba sucediendo, suspiró y preguntó
– Mi Lord, ¿es posible cambiar ese oro por la libertad de Lina?
Lord Bardon lo miraba fijamente, la máscara que portaba no dejaba ver sus emociones, era un hombre difícil de interpretar.
– ¿Por qué debería aceptar su petición? No está en condición de hacer reclamos, Sir.
– Se que no estoy en posición mi Lord, pero también sé que usted quiere un enfrentamiento digno, ¿que sucedería con su espectáculo si ni siquiera me defiendo? O peor, quizás yo mismo me quite la vida. Dijo Quintus como si fuera una amenaza.
Lord Bardon permaneció en silencio, pero el salón se llenó de murmullos
– Así será, pero debes saber que si pierdes, la insolente muchacha deberá recorrer la ciudad desnuda, y cualquier ciudadano tendrá derecho sobre ella, cuando nadie en la ciudad la reclame, será estirada por cuatro sementales hasta que se separen sus miembros de su cuerpo en la misma plaza que deshonró, quizás eso te motive y la batalla será mejor– dijo Lord Bardon.
El tuerto, quedó en silencio, no era lo que esperaba, pero ya no se atrevía a pedir algo más, Lord Bardon podría castigarla peor, la vida de Lina dependía de él.
– Denle una habitación digna de su título, Sir Quintus, tiene acceso al patio de armas, puede solicitar el equipo que necesite, mi Mayordomo se encargará de que confeccionen su estandarte. La próxima vez que nos veamos cruzaremos nuestro acero.
El día del encuentro finalmente llegó, la habitación en la que esperaba el momento se encontraba debajo de las gradas, toda la mañana sintió a la gente gritar y festejar en su cabeza, sabía que ese lugar estaba hecho para amedrentarlo, pero el tuerto se concentró en la batalla que tenía por delante, reviso todo su equipo, ajustó cada correa, afiló sus armas y comprobó la integridad de su escudo. Estuvo pensando en utilizar una lanza, o una maza, quizás apelar a su fuerza contra la famosa destreza de su rival, pero finalmente se decidió por su espada y escudo, sus armas de siempre. No usaría la capa, quizás le daba un punto de agarre a Lord Bardon, y tampoco usaría la venda en su ojo, solo el casco.
Al medio día, entre tambores y trompetas, su nombre fue anunciado, Quintus ingreso a la plaza de los potrillos portando su estandarte, el lobo negro ondeaba en la tela amarilla y el público lo recibió con emoción, clavó el estandarte en el suelo, dedicó una mirada al público y esperó firmemente a su rival.
Lord Bardon Thornes fue anunciado y el clamor de la gente fue mucho mayor, el Señor de la ciudad ingresó a la arena en un corcel magnífico, de pelo marrón con destellos rojos, sus crines estaban sujetas con cintas de colores y el jinete vestía una armadura negra, de cuero endurecido y placas de metal, parecía que Lord Bardon había optado por la movilidad, su yelmo era cuadrado y tenía una abundante cresta roja. Quintus solo podía observar a su rival mientras éste paseaba por la arena con su corcel demorando aún más el inicio de la batalla, Lord Thornes era astuto, pretendía que la ansiedad haga efecto en el tuerto.
Finalmente, bajó del caballo clavó su estandarte y tomó sus armas, escudo y espada, pero a diferencia de Quintus, Lord Bardon sujetaba la espada con la mano izquierda. “Tiene la guardia invertida, eso será un problema” pensó el caballero.
Un cuerno anunció el inicio del combate, los caballeros se acercaron lentamente, estudiando a su rival, la guardia invertida de su rival obligaba al tuerto a cerrar su postura para colocar el escudo delante de él, Lord Bardon aprovechaba su cualidad para lanzar muchos ataques seguidos, Quintus recibía y lanzaba pero no lograba hacerle daño a su contrincante, Lord Thornes atacaba y se retiraba ágilmente para regresar con otro ataque, claramente estaba dominando el combate. El público estaba exaltado, ansioso por ver sangre. Quintus tomó la iniciativa y comenzó a atacar, la postura de Bardon era también una debilidad a la hora de defender pero este no utilizaba demasiado su escudo, prefería evadir y hacerse con espacio para volver a atacar.
– ¡Vamos Sir Quintus, recuerde que no solo su vida está en juego, la mujer a la que representa depende de usted!– gritó Lord Thornes buscando provocar a su rival.
El tuerto no se dejaba llevar pero si pensó en Lina, era cierto que su vida también dependía de este momento.
El caballero, comenzó a perder la calma, Lord Bardon parecía jugar con él, lo evadía y le lanzaba tajos, pero también se giraba al público y hacía señas para que lo animen.
Quintus intento cambiar de estrategia, esperó un ataque y en lugar de cubrirse decidió embestir a su rival con el escudo, Lord Bardon perdió el equilibrio y rodó hacia atrás pero cuando el tuerto se lanzó al ataque tuvo que frenar repentinamente ya que aún en su caída Lord Thrones lanzó tajos para ganar espacio.
“Es bueno, y yo estoy cansado” Quintus estaba nervioso, su rival era superior.
De imprevisto, Lord Bardon arrojó su escudo hacia el tuerto, este reaccionó desviando con su propio escudo pero abrió su guardia, justo como su rival esperaba, Lord Thornes lanzó su espada y ésta se clavó en la unión de las placas del pecho y el brazo izquierdo de Quintus.
El público estalló en gritos, y Bardon se acercó a la carrera al tuerto golpeándolo en la cabeza y recuperando su espada en el mismo momento. El caballero cayó de espaldas, sentía el calor de la sangre que brotaba de su herida y esperaba el golpe final, pero Lord Bardon se había alejado y celebraba con la multitud.
“No… no será así…” Quintus observo su estandarte, el Lobo negro rampante en el campo amarillo, “¿Por quién levantas tu espada Quintus?” recordó la Orden, a su hermanos, cada vez que levanto la espada, cada herida que se había abierto en su cuerpo, nunca fue por fama, nunca fue por oro, “¿Por quién levantas tu espada Quintus?” pensó, esa pregunta fue parte de su formación, La Orden del Lobo era familia, unión, la fuerza de una manada y el ideal de un mundo justo. Se puso de pie y se quitó el casco, respiraba pausadamente, recordó a Kenji y sus palabras acerca de la calma. Para él, el público estaba en silencio, solo sentía su respiración, y el sonido de las olas chocando contra los acantilados en el borde de la ciudad, las aves en el cielo y su rival.
“Roble, cuero y acero…”
Se puso en guardia, Lord Bardon atacó y Quintus pudo leer su movimiento, esquivó y ganó espacio.
“…Protejan mi cuerpo…”
Otro ataque de Bardon, el tuerto esquivo y vio la apertura, su rival alzaba el brazo izquierdo ya que buscaba su cabeza.
“… y den a mi brazo la fuerza del hierro”
Cuando el Señor del Castillo del Bravío volvió a arremeter en su contra, Sir Quintus de la Orden del Lobo, caballero errante, Amo y Señor del barro en sus botas, contraatacó, Lord Thornes alzó el brazo, Quintus pasó por debajo de él, y clavó su espada en la axila expuesta de Lord Bardon Thornes hasta sentir el calor de la sangre en su mano, entre los gritos de asombro de la multitud el “corcel putrefacto cayó de rodillas.
– Siempre que se levante para defender al pueblo– Dijo Quintus y retiró la espada, que salió seguida de un gran chorro de sangre.
La gente quedó enmudecida, el tuerto no esperó festejos, y salió en silencio de la arena, a diferencia de Lina, no sentía orgullo por el combate.
Los siguientes dos días, Quintus los pasó en la Crin escarlata, habían cumplido su palabra, él y Lina eran libres, pero debían irse lo antes posible, los ánimos no eran los mejores para con ellos y con la muerte de Lord Bardon la ciudad había caído en una anarquía por el vacío de poder, el heredero de la familia Thornes no estaba en la ciudad y la gran multitud que trajo el festival causó muchos problemas.
Quintus se despidió de Magy, se había encariñado con la mujer pero ambos sabían que no había lugar para una vida juntos. Al cruzar las puertas de la ciudad junto a Lina, encontraron a Kenji, el herrero extranjero estaba acomodando sus pertenencias en una mula.
– Hola Herrero, ¿partirás de viaje? preguntó el tuerto.
– Lamentablemente no será uno de placer Sir, me temo que fui robado– contesto Kenji y continuó – han robado a Akai Nageki, y no podré hacer otra cosa hasta recuperarla–
Quintus se sorprendió por la noticia, sabía que la espada llevaba la sangre de cada antepasado del herrero.
– ¿Hacia dónde vas? pregunto
– El norte, me informaron que los ladrones se dirigen hacia allí– contestó Kenji.
– ¿Qué dices Lina? es una misión digna de nosotros– dijo el tuerto y le sonrió a la muchacha que acariciaba a Bael en sus piernas mientras montaba.
– Las primeras nevadas del invierno están llegando, deberíamos salir ya de esta maldita ciudad– dijo Lina dándole una última mirada al cuerpo sin vida de su hermano que aún colgaba a las puertas de la ciudad.
Los tres partieron por el camino norte, algunos copos de nieve comenzaban a caer y Quintus volteo a ver la ciudad por última vez, en lo alto de la torre mayor, el caballo negro de los Thornes ondeaba al viento y un poco más abajo el Lobo negro lo acompañaba.
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