363 – La neurociencia en el cómic
por: Mario Dvorkin & Gonzalo García
El sistema nervioso humano parece ser el único en el reino animal capaz de interpretar la realidad y construir significado y dirección de lo que percibe. También nos hace reflexionar acerca de nosotros mismos y del papel que jugamos en la historia de la evolución y nos permite modificar nuestra realidad apartándose a veces (para bien o para mal) de nuestros mandatos y la presión evolutiva. Si esto es el resultado de las instrucciones de nuestros genes o una propiedad emergente de un sistema nervioso que incorpora sistemas operativos que se remontan desde los organismos multicelulares primitivos hasta nuestro cerebro, no lo sabemos.
Lo que sí sabemos es que nuestro complejo sistema nervioso ha desarrollado en especial nuestra corteza prefrontal que es donde se concentran lo que llamamos zonas ejecutivas. Estas zonas se relacionan con la autopercepción, la toma de decisiones, el cálculo y la anticipación, fundamentales para nuestra vida social.
Por una cuestión de espacio, nuestros dos hemisferios cerebrales debieron especializarse en dos aspectos diferentes y complementarios. El hemisferio dominante (el izquierdo para la mayoría de nosotros) posee las áreas del lenguaje (escrito y oral) y funciona de modo secuencial, lógico y analítico. El hemisferio no dominante, opera en forma holística, geográfica y posee un mecanismo intuitivo y gestáltico a la hora de interpretar información.
Obviamente utilizamos ambos hemisferios a la vez con la ventaja de interpretar la realidad en forma global, intuitiva y lógica y analítica a la vez. Cuánto mejor armonicen ambos mecanismos, mejor nos adaptamos a este mundo que creamos.
Ver “Dibujando con el lado derecho del cerebro” de Betty Edwards.
Para comprender la realidad que nos rodea nuestro sistema nervioso establece un mapa que sitúa en el espacio y en el tiempo diversas modalidades: vista, tacto audición, olfato. Resulta obvio que la parte visual es la que mejor nos permite adaptarnos al medio por lo que el mapa visual que construye nuestro cerebro occipital en base a la información de ambas retinas es una muy buena representación virtual del mundo que nos rodea. Como la pantalla de de un videojuego, nos permite desplazarnos y localizar lo que necesitamos en este mundo. Al mismo tiempo, nuestro cerebro proyecta sobre este mapa nuestra imagen, mapa o esquema corporal como un avatar para jugar el juego de la vida.
Siendo animales sociales, los humanos desarrollamos habilidades de comunicación inéditas en la naturaleza. Nuestros antepasados dejaron en las cavernas su interpretación visual del mundo donde habitaban y de sus actividades en él utilizando el dibujo, una de nuestras primeras formas de comunicación.
Al mismo tiempo, la combinación de sonidos y gestos va dando lugar al lenguaje hablado y con ello el desarrollo de la narrativa. Los primeros signos marcados en piedra o arcilla que se usaban para registrar cantidades en el comercio derivan en letras que construyen palabras que delinean conceptos y al mismo tiempo en fonemas para convertirlos en el lenguaje oral.
Y gracias al lenguaje, junto con una disposición cerebral a hacerlo, construímos una realidad inventada donde la narrativa y la épica se superponen a la vida cotidiana. Y la simple realidad de nuestra vidas se convierte en una aventura en la que nosotros representamos el héroe que transita su camino en busca de la redención o la recompensa. Y ese lenguaje que nos sirve para la comunicación y la construcción de universos adopta diferentes medios uno de los cuales armoniza en forma particular el grafismo representativo y el lenguaje narrativo en una forma secuencial llamada historieta, cómic o manga.
Resulta claro que cada medio en particular analiza o reproduce la realidad desde un punto de vista. Antes del cine, el teatro representaba en forma directa la realidad visual y mediante el texto la invención narrativa, permitiendo al espectador volver a imaginar la historia que se contaba siendo como experiencia sensorial, muchos más emotiva y movilizadora que la mera escucha de la historia, de la canción o de una imagen en un tapiz.
El cómic actual representa una evolución de la idea del teatro donde en una viñeta (como en un escenario) los actores van desarrollando una historia acompañados por los sonidos y las voces en forma escrita. Resulta evidente que como nosotros diferenciamos perfectamente una película, una serie, una obra de teatro de un cómic, nuestro cerebro registra y analiza en forma diferente cada uno de estos medios y lo más interesante es que no reemplazamos uno por otro. De ser iguales el cine o la TV, sería la mejor expresión de la realidad artística y lo demás desaparecería. Sin embargo, el teatro, la ópera y el cómic persisten en nuestra realidad artística como una expresión con derecho propio que no es reemplazable fácilmente.
Neil Cohn, un neurocientífico inglés, estudia en forma sistemática como nuestro cerebro interpreta la lectura de cómics y desarrolla un concepto interesante que es un mecanismo cerebral paralelo de información semántica, que es lo que vemos, con la información narrativa, como se desarrolla que nos cuenta la historia. Este mecanismo contiene partes que se utilizan de la misma forma en la interpretación de otros tipos de lenguaje narrativo y otras particulares de este medio que amamos.
Comprender las intrincadas estrategias de nuestra mente cada vez que abrimos una historieta resulta tan fascinante como la historia en que nos sumerge.
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