303 – Las chicas de la jungla
por: Claudio Diaz, Mario Dvorkin & Gonzalo Garcia
Las historietas ambientadas en ambientes selváticos o junglas tropicales alejados de la civilización son muy numerosas. La más famosa y popular es “Tarzán de los Monos“, seguida de cerca por “Jim de la Jungla“, ambas creadas a principios de los años treinta del pasado siglo. La primera estaba ambientada en el centro de África; la segunda en el sureste de Asia, regiones que hace ochenta años eran un pizarrón en blanco para escribir y dibujar mundos fantásticos, salvajes y misteriosos.
Debo mencionar que los héroes criados en la selva no surgieron por generación espontánea en el mundo del cómic, sino que vinieron de la literatura. Tarzán, sin ir más lejos, nació en la revista pulp All-Story Magazine en el año 1912, creado por Edgar Rice Burroughs. Mowgli, protagonista de “El Libro de la Selvas Vírgenes“, escrito por Rudyard Kipling, es todavía más antiguo, de 1894.
Para ser sinceros, la primera mujer salvaje criada por animales había aparecido en la novela “La Esposa de Allan“, de Henry Rider Haggard, en 1889. Hendrika –que así se llamaba– cumplía todos los requisitos para ser la pionera. Raptada por mandriles cuando era un bebé y criada por ellos, regresó a la civilización siendo adolescente, pero nunca abandonó su parte salvaje y terminó por convertirse en una amenaza para Allan Quatermain, el héroe de la historia. De la mano del mismo autor tenemos a Ayesha, protagonista del libro “Ella“, sacerdotisa inmortal de las ruinas de Kor, un lugar ignorado en medio del África. Esta historia, muy famosa, fue publicada en 1887.
Guillermo Enrique Hudson publicó en 1904 un romance ambientado en la selva de Guyana, “Green Mansions“, en el cual un viajero de nombre Abel cruza sus pasos con una joven criada en la selva llamada Rima, se enamora y vive eventos peligrosos y trágicos junto a ella.
Pero volvamos al tema que nos ocupa. Tras el éxito de los personajes de cómics mencionados no hubo que esperar mucho hasta la aparición de sus contrapartidas femeninas, las cuales se multiplicaron sin límite durante dos décadas y proliferaron hasta copar cada lugar inexplorado del orbe, desde el Congo hasta el Amazonas, desde Malasia hasta la Polinesia. Estas aventuras no se extendían por más de ocho páginas, como era común en esta época, aunque en ocasiones podían continuar de un número al siguiente. Las protagonistas eran siempre bonitas, atléticas, de cuerpos esculturales y por lo general se trataba de niñas criadas por animales, jóvenes aventureras que se encariñaban con la selva o sacerdotisas de origen misterioso que velaban por la paz y la seguridad de las tribus y los animales salvajes.
Si bien la mayoría luchaba contra cazadores furtivos, tratantes de esclavos, traficantes de marfil, explotadores y mafiosos, tampoco faltaban los elementos fantásticos. Así podían aparecer en estas páginas científicos locos, bestias mecanizadas, civilizaciones perdidas, monstruos antediluvianos, cavernícolas, extraterrestres, hombres bestia, magos y hechiceros.
En general conocemos a los dibujantes porque firmaban sus trabajos, pero los guionistas de muchas de estas epopeyas han permanecido ignorados.
Sheena
Sheena, Queen of the Jungle, es quizás la chica de la selva más conocida. Fue creada en 1937 por Will Eisner y Jerry Iger para las páginas de Wags Comics, luego pasó a Jumbo Comics hasta que en finalmente recibió su propia revista.
Sheena es una huérfana criada en la jungla de Kenia por el médico brujo Koba. Allí aprendió varias lenguas nativas y los lenguajes de los animales, además de ser diestra con cuchillo, lanza y arco para poder sobrevivir. De cabellos rubios y largos, viste un traje de piel de leopardo de una pieza y se acompaña por una mascota, un mono llamado Chim. Otro personaje regular en sus aventuras es el cazador Bob Reynolds.
La popularidad el personaje permitió que saltara a la pantalla chica en la forma de serie de 26 capítulos, allá por 1955, encarnada por Irish McCalla.
En 1984 fue llevada al cine en una producción protagonizada por Tanya Roberts, anteriormente conocida por ser una de los Ángeles de Charlie. Esta película tuvo un gran éxito en India y posibilitó que surgieran mucha imitadoras locales en varias producciones de Bollywood. ¿Tendrán también números musicales?
Sheena tuvo otra serie en el año 2000, protagonizada por Gena Lee Nolin, aunque el personaje central tiene poco que ver con el original. En esta encarnación, la joven posee el poder de convertirse en el animar que desee.
Fantomah
Fue en 1940 cuando apareció la más curiosa chica de la jungla en los cómic-books. Su nombre era Fantomah, Mystery Woman of the Jungle, creación de on guiones de Fletcher Hanks con el seudónimo de Barclay Flagg. Esta señorita gobernaba la selva gracias a sus poderes extraordinarios que le permitían volar, cambiar su aspecto, mesmerizar animales, contrarrestar la gravedad y generar ondas de poder concentrado años antes que apareciera la primer súper heroína.
Hay que decir que, cada vez que usaba sus poderes, su rostro se transformaba en una calavera, quizás para asustar a sus enemigos. Con un dibujo sencillo pero atractivo, colores muy vistosos y argumentos surrealistas se puede decir que anticipó el cómic pop de los años sesenta. Fue publicada en las páginas de Jungle Comics, aunque el personaje mutó luego para volverse más tradicional y justificar sus aventuras al ser una descendiente de los faraones.
Nyoka
Nyoka, the Jungle Girl, fue creada en 1941 como serial de cine, miniserie de unos quince episodios de media hora de duración que se proyectaban en los cines de barrio a razón de dos capítulos por semana. Estaba basada más que libremente en un relato de Edgar Rice Burroughs. Su fama fue tan grande que, además de un segundo serial, le permitió pasar al cómic en 1942.
A diferencia de sus contemporáneas, ella no usaba bikini de piel. Sus atuendos iban de las ropas típicas de los exploradores a una camisa holgada y falda larga. Esto se debía a que Nyoka era una mujer surgida de la civilización que se vio atrapada por los encantos de la selva, y a que su forma de vida era dirigir safaris y guiar exploradores por las regiones inexploradas del África.
Nyoka se publicó en Argentina en la revista Mundo Infantil.
Cave Girl
Cave Girl fue otra chica salvaje afincada en Kenia, que impartía justicia entre las tribus con su traje atigrado de una pieza. Comenzó su andadura en 1952 en la revista Thun’da, con guiones de Gardner Fox y dibujos de Bob Powell, muy conocido también por sus cómics de terror. Luego tuvo su propia revista.
Cave Girl, cuyo verdadero nombre era Carol Mantomer, quedó huérfana a edad temprana. Fue rescatada y criada por animales en un valle secreto del África en el cual existían todavía reptiles prehistóricos. Con el tiempo sus aventuras pasaron a ser más tradicionales. Cave Girl tuvo como compañero a un pigmeo de llamado Bobo, nombre bastante acertado debido al carácter descuidado del muchacho. Entre sus enemigos se contaban cazadores furtivos, evadidos de prisión, amazonas y hasta cazadores de cabezas cuyos jefes eran entrenados en la misma Moscú (guiones que se escribían en los primeros años de la guerra fría).
Aclaración: Thun’da, King of the Congo, personaje que dio su nombre a la revista, fue creado por el insuperable Frank Frazetta.
Camilla
Camilla, de Victor Ibsen con los excelentes dibujos de Fran Hopper, lucía el típico bikini de piel atigrada y tenía un perro inteligente por compañero llamado Fang. Sus aventuras estaban ambientadas en África y los dibujos eran de gran calidad, con escorzos muy jugados y acción bien narrada. Fue publicada en Jungle Comics.
Pero al momento de su creación en 1940 Camilla era muy distinta. Se trataba de una sacerdotisa de un culto a Thor en una ciudad perdida fundada por normandos extraviados de las cruzadas que poseían el secreto de un elixir que les proporcionaba vida eterna. Durante esta primer aventura, un trío de aventureros llega por casualidad hasta la ciudad y uno de ellos, para evitar que continúen los sacrificios humanos, sabotea el altar de Thor, destruye la ciudad y Camilla muere de edad avanzada al quedarse sin la bebida mágica.
El éxito de la historieta logró que Camilla regresara de entre los muertos, esta vez en las ruinas de su ciudad, en principio para vengarse del trío de exploradores que, no contentos con la aventura vivida, regresaron al lugar, para trasformarse progresivamente en otra justiciera de la selva en bikini de piel. Este personaje se volvió a publicar más tarde con el nombre de Jessie, Jungle Girl.
Juanda
Juanda, con dibujos de Alvin Hollingsworth, apareció en las páginas de la revista Jo-Jo Congo King. Lucía un traje de dos piezas, corpiño y minifalda atigradas como corresponde a una buena chica de la selva.
Sus aventuras transcurrían en el Congo, y se las veía con tratante de esclavos y fieras salvajes. Los nativos se dirigían a ella con el título de «princesa» o «bwana-san». Sus aventuras se caracterizaban por tener mucho pero mucho texto, si bien la acción que los acompañaba estaba bien dibujada.
Rulah
Rulah, Jungle Goddess, de Stan Ford y Alex Hope, apareció en los comic-books en 1947. Lucía un traje de dos piezas que, a juzgar por el diseño, estaba hecho de piel de jirafa. El diseño fue idea de Matt Baker, Jack Kamen y Graham Ingels. Fue dibujada también por el hábil Alvin Hollingsworth.
En sus aventuras, ambientadas en el sudeste de Asia, la acompañaba una pantera llamada Saber. Su origen varía según el tiempo, pero me quedo con el que dice que era una aviadora cuyo avión se estrelló en mitad de la selva. Por lo menos es más original que la consabida «huérfana criada por fieras». Gracias a los dibujantes involucrados, las mujeres en estos cómics estaban muy bien dibujadas, pero es curioso ver a los animales con ciertas licencias, como un chimpancé con cola al que llaman «orangután».
Entre los enemigos acostumbrados de la selva se puede destacar a un hombre lobo, antiguo doctor en medicina, que solamente mordía a mujeres nativas a las que convertía y luego las tomaba como secuaces. También enfrentó a vikingos de hielo, mujeres mono y arpías.
Judy
Judy of the Jungle se publicó a partir de 1947 en las páginas de Exiting Comics número 55. Esta bella pelirroja lucía un vestido de una sola pieza, corto y con un solo bretel, que parecía más un vestido de noche al que le hubieran arrancado la parte inferior de la falda.
Hija de un naturalista que detestaba la civilización, tras la muerte de su madre se trasladó con el padre al África y se crió en la jungla. Unos malvivientes de origen alemán asesinaron a su padre cuando cazaba mariposas y, cuando Judy lo encontró, éste le hizo prometer que jamás confiara en ningún hombre. Ella jura sobre sus restos que no descansará hasta vengar su muerte y así comienzan sus aventuras en compañía de un pequeño mono con cola llamado Chan, el elefante Tanda y la pantera Kala. Pero en su camino se encontrará con un agente encubierto llamado Pistol Roberts que se hará un hueco en su corazón. Entre sus dibujantes podemos destacar a Alex Schomburg y Frank Frazetta.
Taanda
Taanda, White Princess of the Jungle, de 1952, por Fawcette y Alascian, tenía unos muy buenos dibujos. Su protagonista es una joven pelirroja que luce un traje de dos piezas en color anaranjado. Luchaba con una daga pero también era muy buena repartiendo puñetazos a enemigos más grandes que ella, y era capaz de comunicarse con los animales y cabalgar en cebra. Hija de una pareja de exploradores asesinados por una tribu belicosa, es criada por el jefe Upatani como su propia hija.
En estas aventuras se entremezcla la jungla africana, cavernícolas, gorilas enormes, serpientes gigantescas y fieras salvajes. Entre los personajes recurrentes estaban el muchacho indígena Koru y el jefe de krall Upatani. Con el tiempo, el nombre de la joven cambió sin explicación a Tarinda. Las mejores historias están dibujadas por el brillantísimo Raymond Everett Kinsley.
Mawa de la Jungla
En 1967 aparece Jungla, revista de historietas chilena dedicada a los héroes selváticos Mawa y Elundi. Gracias a los dibujos fabulosos de Juan Francisco Jara, Lincoln Fuentes y otros, y sobre todo a los excelente guiones escritos por Juan Marino, Eva Martinic, Mawa de la Jungla logró apoderarse del total de las páginas de la publicación, permaneciendo en la misma durante dos centenares de aventuras.
Mawa, conocida como la sacerdotisa de la Silla del Diablo, una torre de piedra construida en la selva por gente desconocida, regía con firmeza y justicia una región salvaje del Amazonas. Además de mantener la paz entre las distintas tribus de la selva se hacía tiempo también para luchar contra amazonas descendientes de vikingos, hombres murciélagos, visitantes de Marte, Goondor el gorila gigante, monstruos submarinos, el doctor Diábolo y su macaco robot, hombres jaguares, pulpos gigantes, pigmeos subterráneos, hombres de Neanderthal, cazadores de marfil y piratas modernos, entre otros numerosos enemigos.
Mawa contaba con la asistencia de dos jaguares, Usha y Saak, además de una bandada de tururús, con los cuales podía hablar en el lenguaje de las bestias de la selva. Entre sus amistades y seguidores se encontraban Cocobé, Oketé, Cafungá, el anciano sabio Lolotó y el explorador y científico Victor Nagaland.
Su origen nunca estuvo del todo claro. Primero se dijo que Lolotó, el gran sacerdote de la silla del diablo, la había encontrado de bebé junto a un puñal malayo cuyo mango se abría para mostrar los retratos de quienes serían sus verdaderos padres. Luego le apareció una hermana civilizada que resultó ser falsa. En otros capítulos se sugiere que Mawa y Lolotó tienen más de doscientos años y son los únicos supervivientes de una expedición al Amazonas. Luego, al llegar al número 65, llega Víctor Nagaland con la idea de probar que el viaje de la India al Amazonas fue posible y que así llegó la gente de Mawa al interior de la Selva. Durante un saga maravillosa escrita por Eva Martinic, las tribus enemigas del Amazonas se unen para atacar la Silla del Diablo, derrocar a Mawa y matar a Lolotó. Éste último le entrega un manuscrito a Mawa y Victor antes de morir, en el que contaba el origen indio de su gente.
De este modo comienza otra gran saga en la vida del personaje, en la cual viajará en naau –barca– con unos pocos seguidores, Víctor y sus jaguaretés hasta la India, en busca de su pasado. Tras pasar los cien números la editorial pasa a ser Quimantu, cambian guionistas y dibujantes y la historia muta. Mawa pasa a ser la historieta complemento y deja lugar a historias más cercanas a los lectores chilenos. Con el pasar de los números Víctor desaparece, sus seguidores también excepto Oketé, que resulta ser un gran guerrero del Tíbet y, tras una aventura final que no contaremos aquí para no hacer spoilers, allá por el número 173, momento en que la editorial pasa a ser Gabriela Mistral, Mawa es reemplazada por Khanda, una guerrera más cercana a la fantasía heroica que vive en un mundo fantástico.
Shanna la Diablesa
Más cerca en el tiempo tenemos a Shanna la Diablesa, personaje de Marvel creado por Carole Seuling y Geroge Tuska en 1972, con portadas de Jim Steranko y John Buscema.
Shanna O’Hara detesta las armas de fuego porque fue con ellas que mataron a su madre. Atleta olímpica y veterinaria, vuelve a la selva ya adulta para trabajar en un zoológico, el cual le encarga trasladar dos cachorros de leopardo. En su viaje Shanna cambiará y se volverá una defensora de la selva en compañía de sus dos animales, los que serían asesinados en episodios posteriores. Tuvo un romance con el personaje Ka-Zar, con quien terminaría casándose en 1983.
Otros dibujantes importantes de Shanna fueron Bruce Jones y Paul Gulacy, aunque la versión más exitosa fue la miniserie de siete números dibujada por Frank Cho en el año 2005. Aquí Shanna es el resultado de un experimento genético. La versión original incluía desnudos e iba a ser publicada por el sello Max para lectores maduros, pero finalmente se decidió hacerla apta para todo público con una recomendación para los padres.
Pantera Bionda
Pantera Bionda, en castellano “Pantera rubia”, es una serie de comic italiana creada en 1948 por Gian Giacomo Dalmasso y Enzo Magni y publicada por la A.R.C. de Pasquale Giurleo. Su éxito fue instantáneo y se llegaron a vender más de cien mil ejemplares, todo un récord para el mercado después de la guerra. Sin embargo, las respetables protestas que surgieron sobre todo de los círculos católicos crearon enseguida problemas a la editorial, que fue demandada ante los tribunales por haber ultrajado el sentido común de la decencia; el taparrabos se convierte en una falda cada vez más larga, hasta llegar a la rodilla; se añade una blusa sobre el sujetador original; incluso los pies desnudos se consideran demasiado provocativos y se cubren con zapatos.
Con el número 108 de la serie, el editor tiene que ponerle fin: la heroína regulariza su convivencia con su pareja casándose, vestida con todas sus galas, como si se rindiera ante sus perseguidores: pero así termina la serie, y los intolerantes se quedan con una victoria muy exigua, ya que este episodio de censura será denunciado en los años venideros como un ejemplo perfecto de violencia intelectual y fanatismo en todos los ensayos e historietas del mundo. La serie se considera precursora del cómic erótico en Italia.
Un largometraje inglés de 1953, The Flanagan Boy (Bad Blonde en Estados Unidos), se tituló en Italia como Pantera Bionda para explotar la popularidad del personaje que, aunque el título ya estaba cerrado, seguía presente en el imaginario colectivo además de haber dejado una importante huella en la historia del cómic italiano. El personaje se retoma en 1964 a raíz del éxito de las historietas eróticas de Edizioni Vita, entonces SEAT, proponiendo también historias inéditas de realización española, pero sin conseguir una gran repercusión.
Otras chicas de la Jungla
Compartimos otras historias de chicas de la jungla que hemos recopilado de revistas.
“Dorothy, la fille de la Jungle” es un personaje francés de 1947 que parece inspirado en Sheena.
“La Virgen y el Puma”, de Leonardo Wadel y Carlos Magallanes. Salía en Fabián Leyes en los ’70.
“Lorna de la Jungla”, publicada en la revista Pimpinela #122, de Mayo de 1959.
Las chicas de la selva, justicieras, sacerdotisas o guerreras, han conocido mejores épocas, pero lo cierto es que conservan buena parte de su encanto inocente y la atracción de los territorios sin descubrir, a la espera de nuevos autores que aprovechen estas cualidades.
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