281 – El camino del héroe
por: Mario Dvorkin, Claudio Díaz & Gonzalo Garcia
Hay muchas maneras de encarar el argumento de una obra. Pero cuando se trata de una ficción de corte épico, de aventuras, fantasía o ciencia ficción, encontramos que la más popular es la denominada «viaje del héroe», «monomito» o «camino del héroe».
El viaje del héroe como tal fue descrito por el escritor y profesor Joseph Campbell en 1949, en su libro El Héroe de las Mil Caras.
En esa publicación, el escritor enunció la idea de que todos los mitos de la humanidad, tomando como ejemplo casi todas las religiones pasadas o presentes, tienen un patrón básico en común que puede ser descrito como los pasos necesarios en la vida de un héroe, profeta o iluminado que, tras cumplir con estas etapas, se transformará en el espíritu guía o guardián de las tradiciones de su pueblo.
El Viaje del Héroe
Aunque los autores posteriores han variado en señalar 8, 12, 15 o más etapas, se puede resumir el periplo del personaje en tres partes muy básicas:
La Partida:
El personaje central de la saga descubre que existe un mundo mágico o fantástico, mucho mejor que el que conoce, y al cual de algún modo pertenece o desea pertenecer (por herencia, por deseo o por casualidad). Tras dudar o incluso rechazar el viaje a este lugar fantástico, finalmente acepta iniciar su peregrinar y abandona la seguridad del mundo en el que se crió, en ocasiones motivado por un maestro o tentado por un tesoro.
La Iniciación:
El personaje debe cumplir con un aprendizaje o entrenamiento para más tarde reunir (o no) un grupo de secuaces/asesores/colegas/amigos que lo acompañen en las misiones que debe cumplir para alcanzar su objetivo. Puede haber en esta etapa una fuerza adicional en la forma de un amor imposible, o un ideal inalcanzable de naturaleza espiritual. Finalmente el héroe en cuestión cumple con las tareas, exorciza sus temores y recibe su recompensa.
El Regreso:
El personaje central de la historia, luego de recibir la recompensa, debe decidir si se queda en este universo fantástico que le es tan grato o debe retornar a su lugar de origen para compartir sus conocimientos/poderes/habilidades adquiridos, o incluso reinar sobre sus congéneres, como líder inspirador o profeta iluminado.
Como ejemplo más notable del viaje del héroe podemos mencionar la vida de Heracles (Hércules para los latinos), quien, desde un humilde origen campesino, descubre que su padre es Zeus y debe afrontar una serie de pruebas (doce, para ser exactos) que lo elevarán a la categoría de divinidad, contra los deseos e intentos en su contra por parte de la esposa legítima de su padre, Hera.
En la literatura o el cine podemos señalar como ejemplos las películas originales de Star Wars (Luke Skywalker), Harry Potter, Percy Jackson, Artemis Fowl (los personajes centrales), El Capitán Blood (para los más memoriosos, aquí el rol del mundo mágico lo cumple la piratería), o El Señor de los Anillos (Frodo y sus amigos, aunque esta trilogía encaja también en el apartado que veremos a continuación). El caso de Conan el bárbaro, héroe épico como pocos, es distinto; si uno se centra en la película de John Milius cumple con el monomito, pero si se toman en cuenta los relatos originales de Robert Howard, no lo hace.
Dos Alternativas al Viaje del Héroe:
El Viaje del Grupo
En este caso no tenemos un único protagonista con una misión a cumplir, sino varios (tres, cuatro, cinco o más), cada uno con sus motivaciones e intereses, y en lo posible con personalidades tan dispares como para enriquecer la historia.
En la literatura fantástica actual, las diferencia entre los personajes se llevan al mayor extremo posible: suele haber un héroe/paladín con reglas de honor muy claras, un ladrón/vividor/pueblerino de moral flexible, una princesa/guerrera/sanadora de gran habilidad o poder, un mago/sabio/anciano que representa la voz de la experiencia y la suma del saber de su mundo, un elfo/alien/espiritu de la naturaleza que tiene conexión con el mundo etéreo, un enano/gnomo/duende que representa al mundo material y discute con el anterior… la lista para elegir es muy grande.
En la literatura clásica encontramos como ejemplo principal a Los Argonautas, la historia de cómo el mayor grupo de héroes de la antigüedad embarcó hacia el este para conseguir el vellocino de oro. Esta es una obra fácil de encontrar, tanto en texto como en adaptaciones al cine o a la historieta.
En los relatos de aventuras podemos mencionar las novelas de Jules Verne: Viaje al Centro de la Tierra (un profesor de mineralogía, su sobrino y un guía local), La Vuelta al Mundo en 80 Días (un lord inglés, su criado francés, un policía que se toma a pecho su trabajo y una princesa india), 20 000 Leguas de Viaje Submarino (un biólogo, su criado y un arponero) o De la Tierra a la Luna (el presidente del Gun Club, su adversario y un aventurero francés).
El Hobbit de J. R. R. Tolkien encaja muy bien en esta clasificación, ya que interviene un grupo grande de personajes y su protagonista, Bilbo, no regresa del periplo cambiado en lo personal sino más rico que cuando partió (es en el Señor de los Anillos que descubriremos que Bilbo ha cambiado debido al poder del anillo, pero no antes). Un caso particular es la novela El Mago de Oz, en la cual el equipo de personajes funciona la perfección debido a las grandes diferencias en sus personalidades. No hubieran completado sus misiones si no fuera por la inteligencia del espantapájaros, el valor del león cobarde, la fuerza y presencia del leñador de hojalata o la constancia y claridad de pensamiento de Dorothy.
El Viaje del Compañero
En este caso, la aventura, epopeya o viaje será narrado y experimentado en primera persona por el acompañante del héroe, no por el héroe mismo. Esto permite que el escritor, dibujante, cineasta o lo que corresponda, pueda acercarse al lector de una manera más eficaz, ya que el narrador suele ser una persona común y sin ninguna habilidad especial más que la de saber contra una historia.
Esto ocurre en algunas novelas como Los Piratas Fantasmas de William Hope Hodgson, en la cual un marino superviviente relata su experiencia; El Mundo Perdido de Arthur Conan Doyle, en la cual el periodista relata las aventuras vividas junto a un grupo de científicos en una meseta perdida en el Amazonas; o en los relatos de Sherlock Holmes del autor citado, los cuales son relatados desde la perspectiva del Doctor Watson.
En el campo de la historieta destacan los guiones escritos por H. G. Oesterheld, como Roland el Corsario, Ticonderoga, Mort Cinder o Sherlock Time. En El Eternauta, el ejemplo más destacado, es él mismo quien relata la aventura desde el punto de vista de un guionista de historietas llamado Germán.
Las tres maneras de narra una historia vistas en este informe no son las únicas que hay, pero, si se trata de una aventura épica, son sin dudas las tres más utilizadas, incluso combinando más de una en ocasiones.
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