253 – El Eternauta y las invasiones extraterrestres
por: Mario Dvorkin, Claudio Díaz & Gonzalo García
“El Eternauta” es una historieta de ciencia ficción escrita por Héctor Germán Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López. Se publicó por primera vez en el semanario “Hora Cero” de editorial Frontera entre 1957 y 1959. La historia narra una invasión extraterrestre en Buenos Aires. El protagonista principal es Juan Salvo, apodado “El Eternauta” por ser un viajero del espacio-tiempo. El otro personaje destacado es el propio guionista, quien nos narra la historia.
Con motivo de la Argentina ComiCon de Diciembre 2019, dimos una charla donde analizamos el contexto literario sobre invasiones extraterrestres que precedió a la obra que aquí tratamos. Complementamos con la visión científicista de Carl Sagan e Isaac Asimov y las teorías pseudocientíficas de Erich von Däniken. Esperamos que este artículo sirva para despertar la curiosidad en la lectura de varios de los títulos que nombramos y sobre todo invitar a la lectura de “El Eternauta”, un clásico en la historieta argentina. En el sitio de AHIRA pueden descargar la colección completa de “Hora Cero” donde se publicó la obra en forma seriada.
Tal vez sea el hecho de ser una especie autoconsciente lo que nos convierte en antropocéntrica. El considerarnos la especie dominante del planeta también nos debe hacer sentir un poco solos, sin tener a nadie que nos desafíe.
Por eso no nos parece tan extraño que nos preguntemos si no puede haber especies tan desarrolladas como la nuestra en la vasta extensión del universo. El célebre físico italiano Enrico Fermi planteó su famosa paradoja en 1950.
Existiendo una alta probabilidad de desarrollo de vida inteligente parecida a la nuestra, que se puede calcular con la ecuación de Drake, de tal manera que deberíamos hacer contacto con civilizaciones extraterrestres tan o más avanzadas que la nuestra. ¿Por qué no lo hemos hecho aún?
La posible existencia de vida extraterrestre ha encendido la imaginación de los hombres desde épocas tempranas. En general los dioses han tenido siempre cierta relación con el cielo. Por ello parte de los relatos que vamos a tratar el día de hoy se refiere a la posibilidad de civilizaciones extraterrestres que nos han ayudado en nuestro desarrollo; quienes han sido adorados como dioses tanto en América como en Europa o Asia.
Nosotros mismos podemos venir de las estrellas; si bien nuestra madre fue el agua, tal vez la simiente que permitió el desarrollo de moléculas autoreplicantes como el ADN pueden haber llegado desde el espacio exterior en cometas. ¡Bah! En realidad hasta el agua misma puede tener un origen real extraterrestre.
Estos relatos que van de una posibilidad semicientífica en los libros de Erich von Däniken, Jacques Bergier y Louis Pauwels de avanzadas civilizaciones extraterrestres haciendo contacto deliberado o accidental alimentan una visión a veces positiva de cooperación o ayuda. Esto se enlaza con las obras cinematográficas más recientes como “El día que paralizaron la tierra“, “2001: Odisea del Espacio“, “ET“, “Encuentros cercanos del tercer tipo“, “Paul“, “Hombres de negro” y a la que adhieren pensadores como Carl Sagan. A veces tienen una visión más neutra o negativa como el comic “Los Inmortales” de Enki Bilal, “Stargate“, “El Quinto Elemento” y “Vuelo 751 a Sydney” de Tintin, entre otros.
En una segunda lectura podemos encontrar una forma de exorcizar nuestros propios demonios y desplazar nuestro comportamiento agresivo natural en las invasiones del espacio exterior. Desde el libro señero de Herbert G. Wells, “La guerra de los mundos“, publicada en 1898, la posibilidad de vida inteligente en el planeta madre se asocia a la expansión y conquista típica de la época del establecimiento del imperio británico. Por lo tanto, pinta a los extraterrestres con los peores rasgos de nosotros mismos y cuya invasión fracasa únicamente gracias a los mas minúsculos representantes de la vida en la tierrra, asestándonos un duro golpe a nuestro orgullo.
Luego de la teatralización de Orson Welles de la obra de Wells en radio en 1938 y que desató episodios de histeria colectiva al situar la acción en los Estados Unidos. Esta visión negativa de los estraterrestres como feroces invasores tiene un enorme desarrollo en la Guerra fría tanto en novelas como “Starship troopers” de Heinlein, “El día de los trífidos” de Weyham; en cine “Body Snatchers“, “The thing from outer space“, “Plan 9 del espacio sideral“; en televisión “Los invasores“, en figuritas “Marte Ataca!” y en historieta “El Eternauta”. En estas historias siempre estamos amenzados por culturas igual o más avanzadas que nosotros y pretenden sacarnos lo nuestro. Esto corresponde con la paranoia de la guerra fría que se inició con las conquistas hitlerianas en Europa y se trasladó a la esfera propagandística de las dos potencias mundiales al fin de la segunda guerra.
La visión mas humanista o hippie de los ’60 viene a reemplazar esta histeria de invasión con un retorno al extraterrestre bueno o creador; allí surgen “2001: Odisea del espacio“, “Star Trek“, los libros de Von Daniken, “La noche de los tiempos” de René Barjavel, entre otros. En la década del ’80 vuelve el extraterrestre peligroso con la arquetipica “V Invasión extraterrestre” y la desilusión de que la morocha extraterrestre, protagonizada por Jane Badler, termine siendo un reptil. También se realizaron remakes de “La Cosa“, “Starship troopers” y “Día de la Independencia“.
De esta vasta producción nos gustaría destacar una obra en cada medio. La historieta “El eternauta” de Héctor Germán Oesterhled como ejemplo de las invasiones; Carl Sagan y su obra literaria “Contacto“, tal vez en la que mejor representa su creencia en la vida extraterrestre amigable; Isaac Asimov, tal vez el más prolífico y más brillante de los escritores norteamericanos de Sci Fi, en cuya obra la humanidad termina convirtiéndose en la civilización extraterrestre más extensa; y por último, los relatos de Erich von Däniken planteando la posibilidad de ser nosotros mismos esos seres que tanto buscamos.
La invasión
Stephen Hawkings solía decir que él creía en las civilizaciones extraterrestres pero que firmemente esperaba que nunca nos encontraran, porque ese día iba a ser nuestra perdición. Es interesante destacar que solemos identificar a los invasores como crueles y despiadados mientras que nos mostramos a nosotros mismos como exploradores bondadosos y bienintencionados. Tal vez “Avatar” sea una de las pocas obras en la que nos representan como los malos y no como la noble y épica resistencia al invasor.
En general, la estructura de estas obras es más o menos la misma: Seres extraterrestre con tecnología avanzada requieren un nuevo lugar para vivir, los recursos naturales se les acabaron o escasean o como en “El Eternauta“, buscan el placer de la conquista y la esclavitud del género humano. Un grupo de sobrevivientes encabezan una resistencia heroica que puede o no resultar en la victoria de nuestra especie; este grupo rebelde es en general gente común y ordinaria que se convierten en verdaderos héroes con los que fácilmente nos podemos identificar. La moraleja es, casi siempre, una reflexión sobre la unión de los humanos ante un peligro común y la temible semejanza de los invasores con nosotros mismos.
Primer contacto
Por otro lado la visión de extraterrestres bondadosos y preocupados permite contrarrestar un poco esa paranoia de mirar al cielo con suspicacia. Desde “Mi Marciano favorito“, “Mork” y “Alf” hasta las versiones mas serias como “ET“, “Starman” y “Encuentros cercanos del tercer tipo“, podemos observar una versión humanizada de nuestros vecinos del espacio y los muestra como aliados indispensables.
La idea de colaboración interplanetaria se plasma por sobre todo en “Star Trek” y nos hace mirar con esperanza el cielo en búsqueda de OVNIs que nos ayuden a revelar el origen del universo y de nosotros mismos.
El Imperio Galáctico
Asimov refleja el arquetipo del futuro de la humanidad como ciudadanos del universo en la trilogía “Fundación”, idea que se desarrolla después en “Star Wars”. Los seres humanos repetimos nuestra gesta similar a los romanos estableciendo una cultura interestelar, en la que muchas veces nosotros representamos los extraños de otro mundo.
En general el imperio romano es el modelo reflejado y los finales, al igual que el nuestro, quedan abiertos.
Y seréis como Dioses
¿Y qué tal si somos hijos del espacio? ¡Tal vez por eso miramos tanto el cielo! Tanto Von Danniken como Pauwels toman extraños dibujos, artefactos y construcciones milenarias con la fantasía que representan civilizaciones extraterrestres. A nuestro cerebro, caro a las confabulaciones y misterios, le resulta de lo más atractivo.
Por eso estas lecturas resultan tan atractivas y esperanzadoras, casi un evangelio del espacio.
El Eternauta
“El Eternauta” es una historia sumamente atrapante por la combinación de elementos cotidianos y lugares reconocibles de los barrios bonaerenses. Todo esto sumando elementos de fantasía y ciencia ficción. La clave de su atractivo está en traer la posibilidad de la invasión extraterrestre a nuestra realidad cotidiana. La estructura de guión es simple y lineal; con puntos de tensión que se van sucediendo uno detrás de otro manifestando la naturaleza seriada de la publicación original de la historia.
Se trata de una estructura clásica de aventuras que en la primera parte recuerda a “Robinson Crusoe”. Los personajes quedan aislados del mundo, abandonados a sus propios medios limitados en un medio hostil. Quedan a la deriva en un mar de soledad y aquí es donde Oesterheld se luce con largos bloques de texto para manifestar el estado interior de las emociones y los personajes.
Se van sucediendo los diferentes elementos que componen la invasión extraterrestre. Primero, la gran nevada. Caen del cielo copos de nieve letales al contacto con la piel. Son la manifestación de una extraña radiación que mata, pero de la que puede aislarse cerrando herméticamente las habitaciones o cubriéndose con un traje de hombre-rana al salir al exterior.
Aparece entonces otra amenaza; son los otros hombres que sobrevivieron a la nevada. Se vuelve una lucha por la supervivencia y la obtención de los recursos que quedan; prevalece la ley del más fuerte. Sin embargo, los sobrevivientes logran organizarse y armar un primer ejército para defenderse de la invasión extraterrestre. Este pequeño ejército, al que se suma Juan Salvo y el resto de los personajes principales, avanzan hacia el centro de la ciudad y al llegar a Puente Pacífico tienen su autismo de fuego.
Aparece el segundo elemento de la invasión y conocemos por primera vez a los extraterrestres: Los cascarudos. Estos insectos evolucionados, dotados de cierta inteligencia, disponen de un arma que dispone un rayo mortífero. Sin embargo, no son muy lúcidos en la táctica militar y más tarde descubriremos que son dirigidos a distancia.
Llegan al estadio de River Plate, derrotan fácilmente otro contingente de cascarudos y entonces los extraterrestres hacen uso de una tercer arma de invasión: Las alucinaciones, que causan el pánico y el desorden entre los soldados terrestres, en el estadio. Se trata de una nave que tiene la capacidad de transmitir alguna especie de ondas que exacerba los temores humanos y causa visiones terroríficas.
Los humanos logran otra victoria parcial y continúan su camino hacia el centro. Más adelante, en una misión al estilo comando, Franco y Juan Salvo se infiltran a través del campo enemigo y llegan hasta Barrancas de Belgrano, donde se encuentran una glorieta extrañamente iluminada y más ejércitos de cascarudos; misteriosamente esta vez los insectos son de mucho menos tamaño que los que conocimos al comienzo. ¿Es esto un error narrativo del dibujante, una licencia artística o una especificación del guión? Pero sigamos adelante.
Además, nos enfrentamos con el cuarto elemento: Los hombres-robot. Se trata de hombres simples a los que se le ha incrustado un dispositivo en la nuca que les hace perder toda voluntad y permite que los extraterrestres los comanden remotamente. Surge aquí otra pregunta: ¿Cómo es que hay ahora tantos hombres robot luego de la nevada, donde había muerto casi toda la población? Ya aquí se nota que la historia va tomando giros abruptos, mostrando como el guión se va escribiendo semana a semana con cada nueva publicación, avanzando un tanto caprichosamente.
Aparece entonces el quinto elemento: Los manos. Este extraterrestre aparece en solitario con sus manos cubiertas de dedos, los cuales le permite manejar los teclados de múltiples botones para controlar los cascarudos y los hombres-robot. Tienen un cráneo alargado y son seres extraterrestres del planeta, muy avanzados, quienes fueron conquistados. Los Ellos los manejan a través del miedo, habiéndoles insertado una glándula del terror. El solo hecho de pensar en rebelarse, les causa tal pánico que activa la glándula segregando un líquido mortal que los mata en pocos minutos. Antes de morir, los manos cantan repetidamente una canción de despedida “Mimnio athesa aioioio”.
A partir de aquí la historia repite la estructura, y cada uno de los elementos aparecen dos veces; vuelve a nevar, aparecen nuevamente los cascarudos, las alucinaciones, los hombres-robot y los Manos. La única aparición novedosa es el sexto elemento de la invasión: Los Gurbos. Estas criaturas gigantescas, una especie de elefantes traídos de otro planeta, destruyen todo a su paso. Son criaturas de enorme fuerza pero con muy poca inteligencia, también dirigidos a distancia.
Finalmente, nuestros héroes logran llegar a la plaza Congreso, donde está la base extraterrestre. Periódicamente observan la caída de misiles nucleares disparados desde alguna de las potencias mundiales pero que no estallan al hacer impacto en la tierra. No vamos a contar el final para dejar la intriga a aquellos que todavía no leyeron la obra, sólo decir que el final es un tanto abrupto pero ingenioso. La historia describe un círculo, volviendo al principio donde el Eternauta se materializó ante los ojos del guionista de historietas.
En la última página, da la fecha de la nevada y el comienzo de la invasión: El año 1963. Entonces nos queda una última pregunta. ¿Será que ya estamos invadidos? ¿Será posible?
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