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The Flash: Una carrera hacía el desastre

por: Nicolás Urich

Durante todos estos años sin rumbo de DC films, se desarrolló la película de Flash. El estreno previsto en el año 2018 tuvo que ser pospuesto por los incesantes cambios en la dirección del DCEU. Muchos directores pasaron y abandonaron el proyecto antes de iniciarse y algunos estuvieron más cerca que otros a la hora de concretar el inicio de la filmación. No fue hasta el año 2020 que el argentino Andy Muschietti aceptaría el rol de director de la esperada película de Flash, con Ezra Miller como protagonista. Es así, luego de varios retrasos, la película de Flash llegó a los cines en junio de 2023, la cual vino acompañada por una campaña de marketing feroz por parte de Warner Bros., algo que le suponía una presión muy pesada, ya que se pretende salvar el futuro del ahora llamado “DC Studios” con esta cinta. Lamentablemente, el resultado fue tan calamitoso que es considerada el mayor fracaso en la historia de Warner Bros; Flash no logró recaudar el presupuesto que llevó su realización, unos 250 millones de dólares. Pero es que Flash es tan desastrosa que puede considerarse una síntesis de lo que fue su producción, sus constantes cambios de argumento, sus eternas refilmaciones y también todos estos años de deriva del DCEU.

El argumento de la película de Flash

El argumento de la película es bastante sencillo; Warner decidió adaptar de manera muy libre el argumento del cómic de “Flashpoint”, arco en el que Flash altera la línea temporal del universo DC al intentar viajar al pasado para salvar a su madre de ser asesinada a manos de su némesis, el flash reverso. El film no pretende para nada ser fiel a esta saga; aquí Barry Allen/Flash descubre el modo de correr atrás en el tiempo gracias a su super velocidad. Es así que decide viajar al pasado, salvar a su mamá y así exonerar a su padre del crimen. Al hacerlo, Flash regresa a un presente totalmente alterado, en el que los metahumanos no existen, Superman jamás llegó a la tierra y el resto de los miembros de la liga de la justicia brillan por su ausencia. A esto hay que sumarle que esta línea temporal tiene consigo a otro Barry Allen, que creció junto a su madre y a su padre, el cual se suma a Flash en busca de Batman, el único héroe que parece existir. Ambos se llevan la sorpresa que este Batman no es el que Barry solía conocer, sino aquel interpretado por Michael Keaton. Desafortunadamente, el error de Barry nos lleva de nuevo a los acontecimientos de Man of Steel, en la que el general Zod lidera un ejército kryptoniano con la misión de transformar el planeta Tierra en Krypton. El problema es que Kal-El jamás llegó a la tierra, lo que hace que la amenaza kryptoniana sea imparable.

Flash pretende ser una película de viajes y paradojas temporales, en los que el más mínimo cambio provoca una alteración catastrófica tanto en el presente como en el pasado. Sin embargo, no logra manejar los conceptos de líneas temporales y multiversos, confundiendo uno con el otro, lo que hace que muchísimos acontecimientos sin sentido acaben ocurriendo. Nunca termina quedando claro si Flash se encuentra en una tierra paralela o si directamente es su universo con la historia alterada, algo que le pasa factura al final de la película.

En contraposición a los viajes temporales, a medida de que va pasando la película, nos vamos dando cuenta de que en realidad no muestra nada característico que nos represente a Flash. Más allá de su clásico anillo contenedor del traje, el filme no pretende en ningún momento adaptar el universo del velocista escarlata a la gran pantalla. Sus grandes y característicos villanos como Gorila Grodd, Captain Cold y Mirror Master, entre tantos otros, ni siquiera son mencionados. Su interés romántico, Iris West, interpretada por Kierse Clemons, nos recuerda muy poco a su versión original de los cómics. Su trabajo como policía científico ni siquiera llega a ser decorativo en esta cinta. La Speed Force, concepto que sí decidieron adaptar, es mencionada de forma anecdótica, pero en ningún momento se la representa como una entidad consciente que elige a los velocistas que decide albergar dentro de ella. De hecho, el rayo que otorga los poderes a Barry Allen no es más que uno que cayó aleatoriamente en su laboratorio en vez de ser la propia Speed Force que lo eligió. En pocas palabras, no se siente que sea una película de Flash salvo por la súper velocidad, y si bien los viajes en el tiempo han estado presentes en los cómics desde siempre, no es algo que defina al personaje. Ahora, sí el único cómic que has leído es Flashpoint, quizás creas que esto es suficiente. Pero si venís leyendo Flash desde hace años, sabrás que hay elementos sustanciales que hacen demasiado falta para considerarla una adaptación.

A la nula profundidad que se le da al universo de Flash en la película, a eso se le suma (o le resta) lo irreconocible que está Barry Allen, pero… ¿cómo no estarlo si está interpretado por Ezra Miller, un actor que no nos recuerda en nada al velocista escarlata? Miller no es un mal actor, de hecho es bastante bueno, tanto así que logra interpretar hasta tres versiones distintas del mismo personaje. Sin embargo, la personificación que ha hecho de Barry es lamentable por donde se la mire. Por un lado tenemos al Flash canónico, aquel que viaja en el tiempo y altera la historia, que se nos presenta con una personalidad muy insegura y con la mentalidad de un adolescente en el cuerpo de un tipo de 30 años, algo que dista muchísimo de la actitud paternal de Barry Allen en los cómics. Y por otro lado, tenemos al otro Barry Allen, aquel que pertenece a la línea temporal que surge a partir de que Flash cambia el pasado. Este, por su parte, es un auténtico imbécil y un bromista insoportable que apenas aparece ya deseas verlo muerto. Esta versión de Barry no hace más que pulverizar la imagen de Flash con su deshonrosa representación de millennial relajado. Este combo actoral de Miller produce que el espectador en ningún momento sienta simpatía por Flash y su historia, lo que hace que pierda rápidamente el interés por toda la película. Cuando los protagonistas parecen ir madurando y aprendiendo de sus errores, uno siente que ya es demasiado tarde como para emocionarse o incluso entusiasmarse por el desenlace.

El argumento, a pesar de ser sencillo, parece incluso más de lo que es con lo mal que está desarrollada la película. El guión parece correr más rápido que Flash, y cuando todavía te estás acomodando en el asiento, Barry ya viaja al pasado para salvar a su madre, sin el suficiente contexto como para entusiasmar al espectador con la historia. Casi sin darnos cuenta, Barry Allen ya alteró la línea temporal y se va poniendo en situación de manera rápida, pero al mismo tiempo un tanto bruta y sus patéticos diálogos con “su otro yo” acerca de sus poderes y de lo que está pasando con el tiempo, va a tornano a la película en una aventura de lo más bizarra. La forma en que los barrys se van envolviendo en el conflicto acontecido parecen soluciones muy vagas por parte de los guionistas. De hecho, tienen el panorama bastante claro tan sólo usando Google.

La trama se va tornando en algo ya visto, ya que se vuelven a repetir los acontecimientos de “El Hombre de Acero”, así que rápidamente la película deja de ser una película de flash para ser una de Superman pero sin Superman. Eso hace que nos olvidemos por completo de la madre de Barry y de su asesino, ya que al fin y al cabo a la película no le importa en ningún momento aclarar quién fue. Y sí bien los líos temporales que arma Barry logran entretener, en este momento no importa si el filme se llama Flash o las locuras temporales del hombre rápido.

Y sí, no hay que engañarnos, el principal atractivo de la película para muchos fue el regreso de Michael Keaton como Batman. El actor que interpretó al encapotado en su film de 1989 y en su secuela de 1992 vuelve a calzarse el traje después de más de 30 años. Pero lamentablemente, como todo en este filme, no da lugar a ningún momento para que el espectador tenga algún atisbo de emoción. La aparición de este Batman, a pesar de ser lo más disfrutable, no deja de ser inconducente y totalmente desaprovechado. Para el argumento es lo mismo que este Batman sea el de Keaton, el de Val Kilmer o el de George Clooney, que es algo que queda muy claro al final. Y más allá del icónico Bat-móvil, no hay nada que nos haga recordar a las películas de Tim Burton, lo que significa que no necesariamente se trate del mismo caballero oscuro. Aún así, se deja disfrutar y sus escenas de acción son lo mejor de todo esto, pero duele muchísimo ver a Keaton despedirse así de su rol como Batman.

El otro plato fuerte de la película es la aparición de Supergirl, interpretada por Sasha Calle, a la que el dúo de Flash y Batman rescatan de una base rusa creyendo que se trataba de Superman. Kara Zor-El fue enviada a la tierra para custodiar a su pequeño primo Kal-El para que llegue sano y salvo a la tierra. Lamentablemente, Kal-El jamás sobrevivió y Kara se encuentra sola en esto. No se puede decir mucho de la interpretación y del rol que tuvo Sasha Calle dentro del filme, ya que su participación en él es escaso. Se puede decir que es clave en el desenlace a la hora de enfrentar a Zod y a su ejército, pero no mucho más.

La dirección de Flash

A esta altura del filme queda algo muy, pero muy claro, que es que el principal problema de Flash es su dirección. Andy Muschietti no se decide si hacer una película en tono parodia, un drama, una comedia de enredos o una de acción y superhéroes. Y es esa falta de coherencia en cuanto al tono lo que hace que uno pierda el interés por el desenlace de este film. Ni bien empezada, la escena de apertura de Flash rescatando a los bebés del hospital nos hace entender de que esta película corre velozmente hacia el desastre. Está tan mal ejecutada y es tan absurda, que es muy difícil quitarle ese tono paródico durante el resto del film, y es ahí en que la dirección tiene un rol fundamental. Que flash corra y haga piruetas velozmente por los aires salvando a bebes cayendo al vacío, mientras un hospital se derrumba, puede lucir tan natural en los cómics que en ningún momento pierde la seriedad. Ahora, en el cine eso cambia; tienes que mostrar la escena de la manera más adecuada para que eso no se termine tornando en algo sumamente ridículo, elegir bien los planos, cuidar bien los efectos especiales y no poner a una mujer que grita como una idiota desaforada. Este ejemplo vale para las escenas de acción, por ejemplo en el escape de la base rusa. La elección de la cámara lenta para la entrada de Supergirl hace que se note demasiado los defectos actorales de Sasha Calle, los gestos, las miradas y la forma de golpear a los carceleros rusos parece más un juego que una actuación. Por otro lado, las escenas en las que ambos Batman, el interpretado por Ben Affleck y el otro por Michael Keaton, entran en acción son sumamente disfrutables y satisfactorias. Son, de lejos, lo mejor de esta cinta, y el trabajo de Muschietti aquí fue muy competente. Sin embargo estás escenas no abundan demasiado y están en medio de todo un pantanal de malas decisiones artísticas, primeros planos horrendos, malos enfoques de la cámara y una fotografía bastante irregular.

A la mala dirección de Muschietti se le suman los efectos especiales, que son lo peor que se ha visto en una película de superhéroes. La ridícula escena introductoria empeora con ese CGI espantoso, digno de la animación precaria que uno encontraba en YouTube por el año 2010. En otros momentos cuando ambos Flash aparecen en cámara, en uno de ellos se resalta que está solucionado con efectos especiales, pero esas soluciones parecen de un videojuego de pc mal optimizado con las texturas sin cargar, y esto no se ve una vez, es una constante dentro de la película. Así sucede con el General Zod, otra vez interpretado por el actor Michael Shannon, el cual se hace obvio que no está dentro del traje. Esto se hace más evidente aún en el clímax del film, cuando ambos flash comienzan a retroceder en el tiempo y vemos directamente que Zod está innecesariamente recreado en CGI. Sería imposible enumerar la cantidad de veces de que los VFX lucen espantosos, pero sí podemos llegar a la conclusión de que la producción de este película fue un rotundo papelón, y que todo este paupérrimo trabajo se debe a que a hasta último momento estuvieron cambiando y rehaciendo la cinta a medida de que la directiva de DC y de Warner cambiaba constantemente. Esto en una película de un presupuesto de 250 millones de dólares es imperdonable e inadmisible.

Los cameos de Flash

Y sí, llegamos al momento más comentado del filme, que es el de los afamados cameos. En el clímax de la película, ambos Flash se dan cuenta que el presente es inalterable, lo cual uno de ellos comienza a retroceder en el tiempo con tal de impedir los acontecimientos. Es ahí que rompen la línea espacio temporal y entran en un vórtice multiversal abriendo una cantidad de ventanas infinitas al resto del multiverso. En ellas vemos al flash original Jay Garrick, al Superman de George Reeves, a Superman de Christopher Reeve junto a Supergirl de Helen Slater, al Batman y Robin de Adam West y Burd Ward y a Nicholas Cage como Superman de la cancelada película de “Superman Lives”. Esta es la escena más infame de todo esta cinta, no sólo por el hecho de que todos y cada uno de ellos están recreados con un CGI indescriptiblemente horripilante, sino porque es totalmente insustancial. No tiene ningún sentido dentro de la historia, y nuevamente parece que la guionista Christina Hodson no tiene la menor idea entre lo que es una línea temporal y un multiverso y mezcla ambos conceptos de manera totalmente errónea. Para este punto, el argumento perdió el hilo tan estrepitosamente que al final todo se resuelve casi sin que uno lo note. Tanto así, que el espectador no llega a darse cuenta de que para este final, la película decide romper unas de las reglas que ella misma impone casi al principio, lo que lo convierte en un error argumental garrafal.

Y llegamos al final, en el que se nos entrega una conclusión sumamente absurda que busca la risa del espectador con un cameo que a más de uno no le hará ninguna gracia, no solo por quien es sino por lo que conlleva. Y es que la película es tan caótica que se le olvida resolver el disparador principal de esta historia, lo que debería haber sido lo más importante si no hubiera optado por ser un festival berreta de fan service carente de alma y carisma, que prácticamente tira por la borda todo el universo cinematográfico de DC, sus películas anteriores y el legado de Flash, porque es dudoso que pueda recuperarse de tamaña humillación pública luego de esta bochornosa pantomima que decidieron estrenar en los cines.

Comentarios finales de la película de Flash

Es una auténtica lástima lo que ha sucedido con Flash, una película con una desastrosa producción, llena de incesantes cambios y refilmaciones que le pasan una tremenda factura a la hora de su acabado final. La pésima dirección, los bochornosos efectos especiales y un guión lleno de fallos e incoherencias hacen que esto parezca un producto entregado con prisas, sin ningún tipo de mimo ni cariño encima, al que la compañía parecía empecinada en hacerla rentable, creyendo que el público iba a correr desaforado a los cines. Pero buena parte del público conoce de sobra los entretelones de la producción de Flash y lo que se pretende que signifique este film, cuyo objetivo es borrar definitivamente al anterior universo cinematográfico de DC. A esto se le suma los mórbidos escándalos judiciales de su actor principal, Ezra Miller, al que se lo puede considerar casi como un criminal, algo que Warner Bros. eligió ignorar. Con todo esto sobre la mesa, era bastante difícil que “The Flash” tuviera un buen desempeño en taquilla y una buena aceptación por parte del público, algo que estuvo muy lejos de suceder.

Y en conclusión, mientras Warner Bros y DC studios prefieran seguir ignorando la esencia y los universos característicos de sus superhéroes, fracasos como Flash seguirán sucediendo. Los aspectos esenciales de Flash son completamente ignorados en la película, en pos de llenar un guión con cameos absurdos. Pero este error garrafal Warner lo viene cometiendo desde Birds of Prey de 2020 y en todas las películas siguientes del sello de DC films, pasando incluso por Wonder Woman 84. El panorama de DC en el cine es bastante incierto y sombrío, tanto así que quedan dos películas ambientadas en un universo que ya no existe. No es hasta 2025, que el presidente de DC Studios y director, James Gunn, estrene su película de nada menos que Superman, pero para eso hay que esperar y mucho. Una espera que puede llegar a ser fatal.