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Cómo Escribir Diálogos Correctamente

por: Claudio Díaz

−¡Maese Thorvald! ¡Qué enorme alegría encontraros de nuevo!
−¡Wan! Venid, sentaos a la mesa. Rodrigo debe estar al caer.
−Pero decidme, ¿por qué nos ha convocado aquí nuestro narrador?
−Mirad, justamente aquí viene Rodrigo; él os lo explicará.
−¡Compañeros! Aguardad que me siente y deje el laúd en la silla contigua. Pues bien, nuestro cronista, el escriba Claudio Díaz, nos ha pedido que proporcionemos ejemplos de diálogo, ya que ha sido consultado al respecto por un escritor novel.
−¡Pero eso es sencillísimo! Basta con poner un guión justo antes de la primera palabra, sin espacio alguno. ¿No podía haberlo explicado él mismo?
−Una raya sí, un guión no, que no es lo mismo, Wan. Los guiones se utilizan para formar palabras compuestas o para separar en sílabas; las rayas, más largas, se utilizan en los diálogos.
−Buena aclaración, amigo Thorvald. Pues por algo nos ha citado, Wan. Y creo saber el porqué. Imaginad que nuestro biógrafo debe aclarar quién de nosotros es el que habla –intervino el trovador.
−¡Excelente ejemplo, amigo mío –contestó el vikingo.
−Igual que el vuestro –admitió Rodrigo.
−¡Bah! Cualquiera lo hubiera podido hacer −minimizó Wan, mirándose las uñas.
−Y si alguno de nosotros debiera aclarar algo en medio de uno de nuestros parlamentos –preguntó el vikingo−. ¿Cómo lo haría?
−Pues –contestó Rodrigo−, tal y como lo habéis hecho. La aclaración del narrador va separada por dos rayas situadas junto a la primera y la última palabra de dicha aclaración, pegadas a esta pero no al parlamento. Y si es necesario colocar un punto, una coma, un punto y coma o dos puntos, se los coloca inmediatamente después de la segunda raya.

Ilustración de Arturo García

−No es una gran magia −opinó Wan, mientras hacía señas a la mesera−, cualquiera puede hacerlo. Y no habéis especificado cuándo se usa minúscula y cuándo mayúscula en la aclaración.
−Tenéis razón, Wan −coincidió el trovador−. Si la aclaración contiene un verbo ligado a la conversación, como dijo, replicó, coincidió, negó y tantos otros, la aclaración se comienza con minúscula. Por el contrario, si la aclaración se refiere a una acción aparte, se cierra el parlamento del personaje con un punto y la aclaración se comienza con mayúscula. ¡También vale luego de un signo de interrogación o exclamación! −Se volvió hacia la atractiva mesera para realizar el pedido y demoró todo lo que pudo con el objeto de admirar su belleza. Como quien no quiere la cosa, tomo las manos de la joven en actitud de súplica. Sus palabras, si bien se referían a las viandas más terrenales, sonaron a poesía pura en los oídos de la joven.
−¿Me parece a mí o nuestro amigo ha recibido el flechazo de Cupido? −El vikingo codeó a la guerrera de oriente.
−Pues ya me parecía a mí que no podíamos tener una charla en paz −sentenció Wan−. Ahí se asoma el cocinero con cara de pocos amigos.
−¿Ese grandote de allí que afila los cuchillos entre sí? –inquirió Thorvald.
−Ese mismo −afirmó la joven−. Maese Rodrigo, si apreciáis vuestras manos, ponedlas sobre la mesa. No deseo buscarme otra taberna, la cerveza de aquí es muy buena.
−Sólo intentaba dar un ejemplo gráfico a nuestros lectores –se disculpó el trovador. Ya había soltado a la joven; los años de seductor le habían enseñado prudencia también.
−Respondedme esto, trovador –continuó Wan−. ¿Y si quiero expresar mis pensamientos, cómo hago?
«Para eso están las comillas», pensó Rodrigo. «Y en ese caso no utilizamos las rayas»
−¿Es que no vais a contestarme?
«Es lo que acabo de hacer», pensó Rodrigo. «Para eso están las comillas, y en este caso no necesitamos las rayas».
−Miradlo, Thorvald –dijo Wan, molesta–, ahora se hace el sordo. Recordádmelo en la batalla, cuando debamos salvar su trasero.
Todos rieron ante la ocurrencia de la joven mercenaria. Cuando llegaron las cervezas, Rodrigo sugirió un brindis.
−¡Por el buen uso de las rayas en los diálogos!
−¡Y por los signos de puntuación! –tronó el vikingo.
−¡Y por Claudio Díaz, nuestro escriba, que nos manda a hacer su trabajo y se queda lo más campante! −agregó la joven oriental. Nunca le había gustado trabajar sin una buena paga como recompensa, y quería dejarlo bien claro.

Fin.