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Batman con miedo a las alturas

por: Nico Urich

Esta nota puede contener spoilers de la película The Batman (2022)

Ya han pasado casi dos meses del estreno de la película de “The Batman” (2022) la última adaptación al cine del hombre murciélago, y su reciente estreno en HBO Max ha hecho que vuelva hablarse de ella en las redes sociales y plataformas como Youtube. Los que no hemos tenido la posibilidad de asistir a su estreno en cines, hemos aprovechado su debut en streaming para finalmente comprobar si estaba a la altura de las grandes películas de Batman. Las críticas habían sido generalmente favorables y su desempeño en taquilla fue formidable, lo cual parece indicar de qué estamos hablando de un film sobresaliente. Sin embargo, en la opinión de quien escribe este artículo, y a pesar de toda la buena recepción que ha tenido el filme, “The Batman” ha sido la primera vez que una película de Batman me ha dejado totalmente frío, casi al borde de la indiferencia. Más allá de ser un producto bien realizado, con una puesta de escena excelente y con un reparto actoral muy competente, la cinta en su totalidad es muy sobria, se toma demasiado en serio a sí misma y derrocha una sensación de amargura y oscuridad que se hace imposible sentir fascinación por este universo adaptado para la gran pantalla; es sin duda la versión menos memorable del caballero oscuro. Para que se entienda lo que pretendo decir me gustaría explayarme en algunos factores tanto de esta como el resto de películas y, como no, de los cómics de Batman.

Para comenzar, la historia de la película nos traslada al segundo año de Batman como justiciero de Gotham City, que, con la ayuda del  teniente James Gordon, debe resolver una serie de crímenes cuyo blanco es el círculo de poder de la ciudad. El alcalde Don Mitchell es la primera víctima del misterioso “The Riddler”, quien es el perpetrador de estos asesinatos y quien desafiará a Batman a develar un entramado de corrupción y perversión que involucra a la élite política y judicial de Gotham. La trama es suficientemente atractiva a simple vista; el director Matt Reeves eligió para su filme el costado más detectivesco de Batman, que no había sido tan explorado en adaptaciones anteriores, haciendo de “The Batman” un policial negro. Reeves ha declarado que para la cinta, entre otras obras, se ha inspirado mucho en “The Long Halloween”, cómic que narra como Batman, Gordon y Harvey Dent deben enfrentarse a una serie de homicidios en serie cuyas víctimas son los miembros de la mafia de Gotham. Pero el resultado final del filme está muy lejos de ser el Largo Halloween, porque esta última intenta explotar el universo de Batman en su totalidad. “The Long Halloween” nos ofreció lo que los lectores de Batman queremos, es decir sus villanos, sus intrigas, su oscuridad, su épica y una gran historia que nos atrapa de principio a fin. Matt Reeves no pudo o no quiso trasladar eso, porque cometió el error de que la película esté regida por las leyes de un realismo casi inaudito para un personaje como Batman, y eso hace que todo sea medido y poco épico. La acción y la teatralidad tan característica del murciélago han sido llevadas hasta lo más mínimo y fueron reemplazadas por un tono oscuro poco agradable, con personajes unidimensionales que no despiertan pasión ni simpatía.

Si bien la anterior saga de películas de Batman, la trilogía del director Christopher Nolan, ya había abandonado un poco la fantasía de los cómics para abordar su universo con una mirada más realista, no quiere decir de que la haya abandonado por completo. Nolan ofreció una versión del hombre murciélago más real, pero a su vez más heroica, con historias que pudieron llegar a ser hasta más épicas de las que estábamos acostumbrados en historietas, cine y animación. En “The Batman” no es así: aquí estamos ante el Batman menos heroico, más inseguro e incluso ante el más imbécil de todos. Y esa falta de espectacularidad es aplicable al resto de todo el conjunto, tanto a los villanos, al Batimóvil, a la Baticueva, etc.

Batman nos ha dado en sus más de 80 años el elenco de personajes más interesante de la historia del cómic, los cuales han sabido derrochar carisma y personalidad viñeta a viñeta. Pero bajo la premisa de que Matt Reeves decidió trasladar todo de una forma más sobria, la riqueza de los personajes se vio afectada de forma severa.  El comisionado Gordon, esta vez interpretado por Jeffrey Wright, es un retroceso con respecto a su antecesor en el rol, Gary Oldman. Gordon es el único aliado y persona de confianza que tiene Batman dentro de la policía de Gotham, pero poco sabemos de él. No se sabe porqué tienen esa relación, si tiene familia o si tiene algo que perder jugándose la vida. Eso más el hecho de que el actor sea afroamericano hace más difícil reconocer a Jim Gordon dentro de la película. Por otro lado Alfred Pennyworth, el fiel mayordomo de Bruce Wayne, esta vez interpretado por Andy Serkis, poco ha hecho para que nos encariñemos con él a lo largo del filme, ya que su participación es tan escasa que era igual que esté o no. Atrás quedaron el Alfred de Alan Napier o de Michael Caine; Serkis no tenía mucho que hacer con unas líneas tan limitadas.

El pingüino ha regresado con “The Batman” a la gran pantalla, luego de 30 años de su última participación en “Batman returns”. Difícil es la tarea de llevar a un villano de las características de Oswald Cobblepot al cine; sus rasgos por los cuales todos identificamos al villano no son fáciles de imitar. Aún así, anteriormente, Burgess Meredith y Danny De Vito nos han dado dos interpretaciones magistrales del pajarraco, cosa que hacía aún más complicado para Collin Pharrel, encargado de repetir el rol, estar a la altura de la circunstancias. Sin embargo, Matt Reeves decidió que para el pingüino el papel del villano clásico con sombrero y paraguas no iba amoldarse a lo que él pretendía para su filme. En su lugar, nos trajo una versión digna de película de Martín Scorsese, es decir un mafioso de cuarta dueño de un boliche de la mafia. Si bien Oswald tiene un local de estas características en los cómics, eso sería lo único identificable con él en “The Batman“. Pharrel le dio al pingüino un carácter de matón que dista mucho de ese vocabulario refinado y ese pasado familiar rodeado de lujos y riqueza que muestran en los cómics.

Otro que regresa es el Acertijo, o The Riddler, que luego de la actuación payasesca de Jim Carrey en “Batman Forever” parecía que nadie quería rescatarlo de la infamia. Reeves no solo lo rescató sino que le dio el rol de villano protagónico del film. Sin embargo, cometió un error recurrente con las adaptaciones de los villanos de Batman. Utilizó lo que yo denomino “el rayo Jokerizador”, es decir llevar características del Joker a personajes que poco tienen que ver con él. Edward Nashton es el asesino detrás de los crímenes del acertijo en “The Batman” cuyo fin es iniciar una revuelta anarquista en Gotham City. Paul Dano nos entrega un Riddler que roza el ridículo, sus cambios de comportamiento y sus gritos tienen esa pretensión de imitar al Joker de Heath Ledger, y su charla con Batman en Arkham logra que dé vergüenza ajena con su berrinche de niño malcriado. Edward Nigma está lejos de ser un sádico anarquista en los cómics, él no es más que un pedante y soberbio que se cree el ser más listo de ciudad gótica. El rol del Acertijo pudo hacerlo cualquier otro villano como Anarky o el Joker, menos el mismo Acertijo.

Zoe Kravitz fue la encargada esta vez de darle vida a Selina Kyle/Catwoman. Sí bien creo que es la mejor del elenco, su personaje no está lejos de los fallos de la película. Kravitz emana sensualidad en cada fotograma, aunque sigue siendo muy moderada a la hora de hacerlo, como una modelo de pasarela, cuando Gatubela pide algo más. No deja de estar atada a la unidimensionalidad del resto del film; aquí no tiene dobles intenciones, está claro que es lo que busca y no tarda en ganarse mucho la confianza de Batman. Es una Catwoman buena y heroína mucho más simple de la que conocíamos anteriormente.

Finalmente Batman es, sin ninguna duda, el que más indiferencia me ha provocado como espectador y fan. Robert Pattinson nos ha entregado el Batman menos memorable de todos. El murciélago abandona todo sentido de teatralidad y luce más como un justiciero urbano del montón. Las películas de Burton y Nolan nos acostumbraron a un Batman demoledor, Reeves nos presentó a uno más modesto, que golpea la puerta antes de entrar. De por sí su primera aparición en el film es de lo más común; luego de una introducción grandilocuente en donde todos los delincuentes corren por las calles al ver la batiseñal, Batman entra en escena caminando, como con miedo. Atrás quedó él que rompía techos o el que caía espantando a todos. No despierta temor ni nada sobrenatural. El realismo de la cinta hace que Batman sea alguien cercano, vulnerable y poco inteligente; su atletismo y capacidades que tanto admiramos son abandonados por golpes, caídas y temor a las alturas. Y nuevamente, la unidimensionalidad se hace presente y Batman no tiene dobles lecturas. Pattinson interpreta siempre al mismo personaje, no hay ninguna diferencia entre el Bruce Wayne con la máscara y sin ella, lo que hace que se pierda mucho el interés en él. En pocas palabras, Batman parece un adolescente mental que sale a las calles a molerse a golpes con criminales actuando sin planes ni estrategias, ¿cómo vas a presentar a un Batman detective de esta forma?

Convenientemente, la poca astucia de Batman hace que la película dure 3 horas. Que el héroe no conozca las redes de corrupción de la ciudad que prometió proteger es uno de los puntos más discutibles de “The Batman”. Reeves ha declarado que obras como “Year One” sirvieron como inspiración para hacer el filme. En esta obra, lo primero que hace Batman es ir tras la mafia de Gotham y la policía corrupta. En el filme era necesario que el Riddler le devele en forma de acertijos quién es quién en el entramado de corrupción de la ciudad. Y el procedimiento de la investigación es lo menos cuidado del film, algo imperdonable en el género detectivesco. Las pistas son mencionadas una y otra vez, Batman y Gordon se confunden para alargar secuencias innecesarias como la persecución al pingüino a bordo del batmóvil menos funcional de la historia. Sin mencionar lo inverosímil que es que el acertijo supiera todo lo que sabía siendo un don nadie, sin ningún lazo con la mafia ni con la policía.

Los últimos 40 minutos son lo mejor de la película; Reeves pudo al menos entregarnos momentos emocionantes como la confrontación entre Catwoman y el mafioso Carmine Falcone, donde se revela la relación entre ambos personajes. Y en el último acto se dejó ver por momentos al Batman heroico de siempre, con un mensaje final poco sutil pero interesante a la vez.

En conclusión, “The Batman” no es una mala película, es muy competente en muchos aspectos; la puesta en escena es fantástica, la banda sonora es monumental, los actores son buenos y la trama, a pesar de sus grandes fallos, logra entretener. Es en el resto en lo que no logra estar a la altura de las circunstancias. Matt Reeves trató de llevar películas como Seven o Zodiac al género de superhéroes cuando lo que debió hacer es una buena película detectivesca de Batman. Y al final siento que se apostó más por el estilo que por la sustancia, de entregar una película oscura de detectives con un trasfondo de personajes bastante plano. Y durando 3 horas hubiese sido más oportuno desarrollar un poco más a los personajes en vez de dar vueltas y vueltas sobre pistas que no tienen ningún sentido. Y si se ha criticado esto en las películas de Zack Snyder, creo que también se debe decir con “The Batman” de Matt Reeves.