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Adiós a Jean-Jacques Sempé (1932-2022)

por: Mario Dvorkin

Hoy tenemos que despedir a un Prócer.

Para los que tuvimos la suerte de descubrir sus increíbles dibujos a tinta en la revista Antifaz, en los ’60 a través de “El Pequeño Nicolás” con textos del gran René Goscinny y conseguimos las ediciones en formato pequeño de la tríada “Nada es Simple“, “Todo se complica“, y “El gran Pánico” que editaron las Librerías Fausto a fines del ’70, el dibujo de línea nunca volvería a ser el mismo.

Como admirador ferviente de enormes dibujantes como Quino, Caloi, el negro Fontanarrosa, Mordillo, Sabat, Schultz, Larson, Watterson, Hart, y siguen las firmas, debo admitir que para mí, Jean-Jacques Sempé está en otra galaxia. La increíble capacidad de comunicar múltiples emociones en una sola imagen, la posibilidad única de simplificar el dibujo sin perder nada de naturalidad, la increíble precisión gráfica sin sobrecargar la imagen final en lo más mínimo, la inmejorable expresividad, el fino humor y el sarcasmo permanente son inimitables y constituyen su sello característico. Nada puede ser más parisino y a la vez más universal.

En sus obras posteriores como “Un peu de Paris“, “Un peu de la France” o “Un Peu de New York” junto a sus ilustraciones para The New Yorker o en Paris Match, nos muestra un lirismo y poesía en pocos trazos que tan solo un genio como él, es capaz de plasmar. Necesitaríamos una enorme cantidad de espacio para nombrar todas sus obras y no podemos menos que aconsejar a aquellos que no lo conocen aún, que no se priven del privilegio de disfrutar de su lectura. Algunas de sus obras: “Monsieur Lambert“, “Salvese quien pueda“, “Quelques enfants“, “Les Musiciens“, “Grand Reves“, “El taller de bicicletas“.

Para aquellos a los que, como yo, se sintieron acompañados por sus dibujos desde la infancia, se nos ha ido una figura señera a la que extrañaremos enormemente. Por suerte, como sucede con los artistas, el recuerdo de este parisino del Barrio Latino y amante de las bicicletas, nunca se irá del todo mientras sigamos celebrando su talento al leer y releer sin cansancio, su maravillosa obra.

¡Hasta siempre maestro!